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lunes, 4 de noviembre de 2013

sábado, 3 de agosto de 2013

Segmentos de la vida del Libertador



Situaciones que vivió San Martín en los 27 años de exilio, calumnias y campañas difamatorias.

Por Jorge Surraco Ba


Primer retrato de San Martín-1812/1814

El general San Martín vivió más años en Europa que en las Provincias Unidas del Río de la Plata, la actual Argentina, si bien durante los pocos años que permaneció en América (solamente once), produjo la epopeya libertadora por la cual se lo venera. Para visualizar y entender los segmentos de su vida, vamos a recurrir a una tabla donde estableceremos dichos períodos. Sólo consignaremos los tramos que significaron un cambio de residencia y de vida importantes.


Segmento
Años del
Período
Edad
Evento
25 de febrero de 1778
Yapeyú
0
0
Nacimiento
1781, La flia deja Yapeyú
3
3
Viven en Buenos Aires
1784. Se trasladan a España
3
6
Viven en Cádiz y Madrid
1º de julio de 1789
5
11
Ingresa al Regimiento de Murcia
19 de junio de 1793
4
15
Recibe sus despachos y comienza su carrera militar
12 de marzo de 1812
19
34
regresa a Buenos Aires Gobernador de Cuyo
1817
5
39
Cruce de los Andes
1820
3
42
Actúa políticamente en Chile y va al Perú que libera y gobierna
1823
3
45
Delega el mando en Bolívar. Se aloja en Mendoza en su chacra.
10 de febrero de 1824
1
46
Se embarca para Europa
17 de agosto de 1850
26
72
Fallece en Francia
28 de mayo de 1880
30
-
Trasladan sus restos a Buenos Aires

            Vamos a recurrir a una segunda tabla para consignar claramente cuantos años estuvo en cada continente.
               
Segmento
Años del
período
Edad al final del período
Evento
Primera etapa argentina
6
6
Nacimiento. Vive en Yapeyú y Bs. As.
Primera etapa europea
28
34
Vive en Cádiz, Madrid y destinos militares
Segunda etapa argentina
5
39
Vive en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Mendoza
Etapa Americana
6
46
Vive en Chile, Perú, Ecuador.
Tercera etapa argentina
1
47
Vive en su chacra de Mendoza
Segunda etapa europea
26
72
Vive en Inglaterra, Bélgica y Francia
Etapa definitiva argentina
30
-
Trasladan sus restos a Buenos Aires
           
   
1828-por Francois Navéz-Bruselas
        
¿Qué conocimientos tenemos de los distintos segmentos de la vida del Libertador de medio continente americano? De sus años de infancia en Yapeyú y Buenos Aires, prácticamente nada. De su primera etapa europea se sabe bastante y mucho de los once años de su epopeya libertadora americana, pero casi nada del año que vivió en Mendoza antes de emprender el camino del exilio. De los 27 años de exilio sólo se conocen algunas anécdotas relatadas por quienes lo visitaban y por el frustrado regreso a Buenos Aires en 1829, en el que sin desembarcar regresa a Europa o por el regalo de su espada a Juan Manuel de Rosas por la defensa del país ante el bloqueo anglo-francés. Lo que no se menciona claramente, es que San Martín no sólo ofreció su espada sino también su condición militar para luchar contra los ingleses y franceses. Se sabe entonces mucho del héroe militar que luchó primero por la libertad de España contra la invasión napoleónica y más tarde también por la libertad de América contra el yugo borbónico español. Pero del hombre, de lo que vivió, sintió y sufrió en esos 27 años de olvido, calumnias, campañas difamatorias y sin poder cobrar los sueldos que le debían los gobiernos de Buenos Aires, Chile y Perú, de dice muy poco y lo poco, se relata en voz baja. Trataremos de reflejar algunos de esos momentos, reproducidos de una publicación del diario La Razón de Buenos Aires en el bicentenario del nacimiento del prócer.[1]

Incidente en El Havre
La llegada de San Martín a Francia (arribó a El Havre el 23 de abril de 1824), despertó sospechas en la policía francesa. Un comisario ordenó el secuestro de la mayoría de los papeles que llevaba. El ministro del interior francés, que se enteró de la escala de San Martín en Francia, camino a Inglaterra, le escribió al embajador de Francia en Londres, destacando el viaje “de este individuo que ha jugado un papel importante en las revoluciones de América meridional,  en la cual ha sido uno… de los propagadores más ardientes. Su misión en Londres… se relaciona directamente con nuevas intrigas políticas.” Esto evidencia que no sólo era temido en el Río de La Plata, sino también en Europa aunque no tenía ninguna representación ni era apoyado por su país. 

 
Miniatura anónima-1825
Una corta estadía en Londres
            Cuando el Libertador se dirigió a Europa en 1824, su amigo James Paroissien lo persuadió para que visitara Inglaterra. San Martín llegó a Londres y se alojó en una casa de huéspedes que administraba John Myles, sobrino de Paroissien. Allí vivió durante cuatro meses hasta que partió rumbo a Bruselas. El clima londinense afectaba su salud.



Un duelo con Rivadavia no concretado
            El 22 de marzo de 1825 coincidieron en Londres, en casa de amigos comunes, José de San Martín y Bernardino Rivadavia. San Martín había viajado a Londres para visitar a su hija internada en un colegio inglés. Surgieron entre ambos antiguos antagonismos y se produjo un altercado. Diego Paroissien, médico y diplomático argentino de origen inglés, consignó en su diario que Rivadavia estuvo “muy descortés”. También dejó constancia de que San Martín le solicitó se acercara a su domicilio. Cuando se encontraron, el Libertador le pidió que llevara un reto a duelo a Rivadavia. Entre el médico y un amigo presente, lograron convencer al general del escándalo que resultaría en Europa para la causa americana. El duelo no se concretó.

Carta a Bolívar desde Bruselas
            “Deje que los pueblos libres de América se den el gobierno que más convenga a su estructura política y retorne V.E. a la vida privada con la satisfacción de ser el Libertador de todo un continente… No acepte V.E. el influjo de pasiones personales y retire del camino trazado por vuestro glorioso destino los obstáculos que la maldad humana os presenta para transformaros de glorioso Libertador que sois, en odiado dictador.” Continúa con otras apreciaciones de tono similar tratando de lograr que Bolívar no se mezcle con las disputas internas, tal cual lo había hecho él en 1819. Esta carta fue enviada desde Bruselas en 1827.
 
Retrato de Madou-1828
Un accidente en Inglaterra
            Estando San Martín en Inglaterra en 1829 y dirigiéndose de Falmouth a Londres para visitar a su hija, volcó el coche en que viajaba. Un vidrio le causó una herida profunda en la axila izquierda pero el Libertador no quiso demorarse en la atención de la herida por lo que se le infectó, debiendo permanecer tres meses convaleciente. Además como le seguía produciendo dolores luego de cicatrizada, solía tomar baños en Aix-la-Chapelle que estaban de moda en esos años.

Epidemia de cólera y boda de Mercedes
            En 1831 se produce una epidemia de cólera en París y zonas cercanas. Entre los atacados figuran San Martín y su hija Merceditas. La joven se repone pronto pero el Libertador sufre una complicación intestinal que lo mantiene siete meses en cama y “y al borde del sepulcro”, según se lamenta él mismo en una carta. Mariano Balcarce un joven agregado a la legación argentina en Londres, enterado de la enfermedad de San Martín, decide visitarlo. De esta manera conoce a Merceditas, de quien se enamora. Se casan al año siguiente, 1832, el 13 de septiembre.

Un ataque político
En 1834 quiso regresar de Francia a la capital de Gran Bretaña para enfrentar las calumnias de Manuel Moreno, representante argentino que había afirmado que San Martín tenía aspiraciones monárquicas en la Corte de Madrid. Finalmente se limitó a enviarle una severa carta y poco después se explicó a un amigo: "aunque me quedaba el recurso de haber marchado a Londres y darle una tollina[2] de palos, la opinión[3] del país habría padecido".

San Martín conmovido por una mujer
Una faceta poco conocida de San Martín queda revelada a través de una carta que le escribió a Tomás Guido, desde París, el 20 de agosto de 1843, al comentar haber conocido a un caballero cuya señora "me inspiraba sentimientos más benévolos, no sólo por su carácter y maneras dulces, como caramelos, sino por sus bellísimos y destructores ojos. Usted dirá que es una abominación que a las 64 navidades tenga yo un tal lenguaje. Señor don Tomás, no venga V. con su sonrisa cachumbera[4] a hacerse conmigo el Catón[5] y privarme del solo placer que me resta, es decir, el de recrear la vista pues en cuanto a lo demás, Dios guarde a V. muchos años".

öleo de Mercedes San Martín-1856
La casa de Grand Bourg
            El general San Martín gustaba de pasear por el jardín de su finca de Grang Bourg con sus nietas y cuidar sus flores. Las tardes del Libertador transcurrían entre largos coloquios con su inseparable amigo, el marqués de Aguado, y el infaltable mate criollo. También solía pasar largas temporadas allí el poeta Florencio Balcarce, hermano del yerno de San Martín. A fines de 1847, el héroe se trasladó a París debido al frío que azotaba esa parte de la campiña francesa. Pero la agitación revolucionaria que se insinuaba en la capital[6]  determinó que él y los suyos se instalaran en Boulogne-Sur-Mer, con ánimo de trasladarse luego a Inglaterra y de allí retornar a Buenos Aires. Un deseo que no se pudo cumplir.

            Estas son algunas notas de color que nos permite pensar en los aspectos humanos del prócer, que nos permiten valorarlo de otra manera. Otro tema interesante de este período es preguntarse ¿cómo se mantuvo económicamente? O ¿Existió realmente la fortuna que sus enemigos decían que había acumulado corruptamente en la campaña libertadora? Puede comprobarse que la denuncia por corrupción como siniestra arma política, no es nueva ni respeta a nadie, en el conflicto argentino no resuelto.

[1] Suplemento del diario La Razón de Buenos Aires, en el bicentenario del nacimiento del General San Martín 25 de febrero de 1978.
[2] Tollina: paliza, zurra, tunda.
[3] Opinión: aquí está usado en el sentido de prestigio.
[4] Cachumbera: Puede querer decir burlona… cachadora.
[5] Catón: 234-149 AC – Censor romano.
[6] En 1848 se producen en París varios levantamientos populares en contra del absolutismo. Se caracterizan estos movimientos porque participaron por primera vez contingentes obreros surgidos de la revolución industrial.
 

martes, 9 de julio de 2013

ANACLETO MEDINA: PROTAGONISTA DE LAS LUCHAS CIVILES EN EL LITORAL



El 17 de julio de 1871, Medina muere en la batalla de Manantiales.



Con mucha satisfacción publicamos este trabajo del Prof. Gustavo Cichero sobre este prócer, protagonista de muchos eventos transcurridos, en los primeros sesenta años de existencia de nuestra patria y de la República Oriental del Uruguay. Nos parece importante recordar a hombres que contribuyeron a forjar nuestra identidad y que son ignorados por la historia impuesta. Si bien al pie de la nota dejaremos, con todo respeto, nuestro disenso respecto a algunos datos aportados por nuestro amigo Cichero, coincidimos en el espíritu e intención general del artículo.

Nos cuenta Gustavo Cichero:


Francisco (Pancho) Ramírez
La declaración de nuestra Independencia, el 9 de julio de 1816, hecho de suma trascendencia para nuestro naciente Estado, generó una serie de largas y sangrientas luchas civiles en todo el territorio nacional. La provincia de Entre Ríos no fue ajena a estos enfrentamientos y dio importantes hombres, dentro de los cuales se destaca Francisco Ramírez (Pancho Ramírez).

Pero como todos sabemos, la trascendencia de las grandes personalidades de la historia, solo ha sido posible por personajes secundarios, que a través de sus acciones inmortalizaron la figura de héroes, caudillos, políticos, entre otros.

Anacleto Medina fue uno de estos personajes; un soldado que peleó bajo las órdenes de Pancho Ramírez y trascendió a la posteridad por su valentía. Él fue quien rescató a Delfina – mujer de Ramírez – en Río Seco y la llevó hasta Concepción del Uruguay. También participó de las campañas de Urquiza y fue protagonista en la Batalla de Caseros en 1852, enfrentamiento armado que daría paso a la redacción de nuestra Constitución Nacional.
 
Anacleto Medina
Medina fue un aborigen nacido en las Misiones, aproximadamente en 1786 (Sic) y su bautismo de fuego en los campos de batalla entrerrianos, se produjo en los combates librados por Ramírez y López Jordán (padre) en 1810. Prestó sus servicios a Artigas y combatió contra el general Lamadrid, contra Estanislao López, contra el general Bustos y tras la muerte de Pancho Ramírez en 1821, se unió a las fuerzas de Ricardo López Jordán (padre).

Gervasio de Artigas
En disidencia con el gobernador entrerriano Lucio Mansilla, Anacleto Medina se sublevó en 1822, pero fue tomado prisionero y condenado a muerte. A pesar de su accionar insurgente, Lucio Mansilla valoraba las cualidades del “aborigen misionero” y le perdonó la vida. Como retribución, Anacleto Medina se puso al servicio del gobernador entrerriano, quien lo nombró teniente coronel y lo puso al mando del escuadrón Escolta del Gobierno. Sus posteriores éxitos militares le permitieron ascender a coronel en 1826.

Manuel Dorrego
Luchó a las órdenes de Lavalleja y posteriormente se plegó al general Lavalle en su lucha contra Dorrego y posteriormente contra Rosas. Las derrotas militares sufridas contra Rosas, lo obligaron trasladarse a la Banda Oriental, donde fue nombrado Comandante Militar de la Sección del Litoral. Se puso a las órdenes del jefe unitario Fructuoso Rivera y junto a él combatió contra el General Manuel Oribe.
Juan Galo de Lavalle

Su desempeño en el campo de batalla, le posibilitó el ascenso a brigadier general, siendo designado en octubre de 1838 comandante general de Armas de la ciudad de Montevideo. Tras numerosas combates en suelo uruguayo, Medina se unió al ejército del General Urquiza, quien le encomendó el ejército de vanguardia y posteriormente el ala derecha de las fuerzas que derrotarían a Rosas en la Batalla de Caseros.

Su nombre cobraba fama y sus vastos antecedentes en la lucha, le permitieron alcanzar en 1855, el cargo de comandante en jefe del Ejército, en 1856 el comando general de Armas de Montevideo, en 1860 fue designado interventor general de Revistas, en 1863 jefe del Ejército de Operaciones al sur de Río Negro.
 
Soldado Federal
Toda su vida vivió empuñando sable y lanza y así murió. Siendo ya un anciano, con más de ochenta años, encontró la muerte en la batalla de Manantiales, en las cercanías de Colonia del Sacramento (Rca. Oriental del Uruguay) el 17 de julio de 1781.
Mezclado durante décadas en rencillas, revueltas y guerras civiles, Anacleto Medina supo ganarse el respeto de los más destacados caudillos y militares argentinos y uruguayos.

De Medina, dice el historiador Aníbal Vásquez: “Murió con él un viejo batallador, una figura legendaria que hizo culto del coraje en los combates”.

Prof. Gustavo Cichero
gustavocich@yahoo.com.ar


NUESTRO COMENTARIO
Alguien dijo alguna vez que la historia nuca se termina de escribir porque la aparición de nuevos documentos obliga a replantear lo asegurado hasta ese momento. Pasa en la historia de todos los países.
Veamos nuestro disenso respecto a algunos párrafos de este artículo:



1.- En el primer párrafo nos dice: “La declaración de nuestra Independencia, el 9 de julio de 1816, hecho de suma trascendencia para nuestro naciente Estado, generó una serie de largas y sangrientas luchas civiles en todo el territorio nacional.” No creemos que la declaración de nuestra independencia haya generado las luchas civiles sino que, pensamos, las inició la política centralista porteña y esto, es anterior a la reunión del Congreso de Tucumán, si bien el mismo estuvo dominado por esa política. Como planteáramos en nuestra nota sobre el 9 de julio y la ausencia del Litoral[1], en el mes que se reunían los representantes de otros distritos de las Provincias Unidas en Tucumán (marzo de 1816), un ejército de Buenos Aires invadía Santa Fe. Algunos años antes, al reunirse la Asamblea del año 13, los delegados del Litoral Artiguista, fueron rechazados. En diciembre de ese mismo año 13, el barón de Holmberg invade Entre Ríos con la orden de fusilar a Artigas y “a sus bichos”, pero es derrotado por Ortogués y Hereñú en EL ESPINILLO. En mi modesta opinión este es el punto de inicio de las luchas civiles.

2.- Nos dice Cichero: “Anacleto Medina fue…; un soldado que peleó bajo las órdenes de Pancho Ramírez….”  Es cierto pero Anacleto Medina es uno de los importantes jefes militares de las fuerzas de Artigas, como luego Gustavo comenta. El caudillo oriental lo designa como mentor militar de Ramírez (sargento instructor) cuando Pancho empieza a perfilarse como el caudillo que luego fue. Anacleto Medina era un estratega militar formado con Artigas y de su confianza, que posteriores desavenencias entre ambos, llevará a Medina a volcarse plenamente al entrerriano[2] y en contra de Artigas.

3.- “…Él fue quien rescató a Delfina – mujer de Ramírez – en Río Seco y la llevó hasta Concepción del Uruguay…” Nos sigue comentando Cichero refiriéndose a Anacleto Medina. Éste es el punto quizá de mayor controversia con el mismo general Medina a través de las memorias personales[3] que dicta a su secretario Gerónimo Machado. Allí dice taxativamente que el no rescató a la Delfina porque no estaba en el lugar en que ocurre la muerte de Ramírez y la consiguiente situación de peligro de la mujer. Hacia él, cuenta Medina, que estaba escondido en un algarrobal, la lleva un grupo de soldados que había logrado rescatarla. Tampoco dice en ningún párrafo de sus memorias que él fue quien la condujo hasta Arroyo de la China o Concepción del Uruguay.


Si bien estas memorias han sido cuestionadas en su autenticidad por varios historiadores[4], Martiniano Leguizamón[5] entre ellos. Más adelante, el mismo Leguizamón, en otro de sus escritos sobre el tema[6], saca de la escena a Medina y coloca como salvador y transportador de la Delfina, al general Galarza. Por otro lado, Beatriz Bosch[7], en años más cercano a nosotros, reconoce la autenticidad de los apuntes de Medina.

4.- “Medina fue un aborigen nacido en las Misiones, aproximadamente en 1786 (Sic)…” Esta es una de las versiones del lugar de nacimiento de Medina pero que luego ha sido desautorizada estableciéndose que su nacimiento se produjo cerca de Colonia del Sacramento, en territorio uruguayo[8]. Pero no hay dudas sobre su identidad de indio guaraní, igual que el cacique Andresito (Andrés Guacurari), otro de los jefes militares que comandaron las tropas de Artigas.


Como dijimos en la introducción, no son cuestiones que alteren la semblanza que se hace sobre el General Anacleto Medina, pero que hace a nuestras obsesiones por acercarnos, en lo posible, a la precisión en los datos históricos y que pueden jugar en el caso que avancemos siguiendo esta línea, en el estudio sobre la muerte de Ramírez, partiendo de los mismos datos y considerando  la presencia de Medina en el suceso. Por eso el punto de mayor peso de nuestro disenso es el Nº 3 que se refiere al rescate de la Delfina.
La muerte de Ramírez tiene una versión romancesca que todos conocemos y nos emociona, instalada por la historia oficial y repetida como verdad absoluta, pero que no se condice con otros datos, testimonios e investigaciones más recientes.
Como cineasta ficcional y narrador oral, prefiero la versión romancesca, pero como documentalista aficionado a los estudios históricos, necesito contraponer datos, documentos y testimonios en busca de la posible verdad.  




[1] Surraco, Jorge, ¿Por qué Entre Ríos no estuvo en el Congreso de Tucumán, en 1816?  Blog: La Botica del diablo, junio de 2013.
[2] Fernández Saldaña, José María; Diccionario uruguayo de biografías, Montevideo, 1945 y Yaben, Jacinto R.; Biografías argentinas y sudamericanas, Bs. As., 1939. Ambos citados por Unamuno, Miguel en La muerte de Ramírez y las olvidadas memorias del General Anacleto Medina, A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1980.
[3] Fueron publicadas por primera vez en 1895 en la revista “El Porvenir Militar”, bajo el título Apuntes del General Don Anacleto Medina, enviadas por el Coronel Antonio Díaz. Poco tiempo después se publicó en un pequeño folleto o libro, quedando olvidas hasta que Unamuno las incluye como apéndice de su obra ya citada.
[4] Palomeque, Alberto, El caudillo Ramírez y su querida doña Delfina, Revista Americana de Buenos Aires, Nº 65. 1929; criticando un artículo favorable a la autenticidad de las memorias publicado en el diario La Prensa por Juan Beverina. (Reproducidos en la obra de Unamuno ya citada).
[5] Leguizamón, Martiniano, La muerte del Caudillo Ramírez, diario La Nación, Bs. As., 15 de septiembre de 1929, contestando a la publicación de Beverina y negando autenticidad a las memorias de Medina. (Reproducido en la obra de Unamuno ya citada).
[6] Leguizamón, Martiniano, Hombres y cosas que pasaron, Bs. As. 1926. La misma afirmación de que en realidad fue Galarza el que salvó a la Delfina, lo cuenta en una carta dirigida al poeta Guillermo Saraví, agregando que se lo escuchó contar al mismo Galarza, siendo el un chico participando de las tertulias de su padre, el coronel de su mismo nombre, en la estancia familiar de Rosario Tala, Entre Ríos.
[7] Bosch, Beatriz, historia de Entre Ríos, Buenos Aires, 1978.
[8] Idem cita 2.


Fuentes consultadas por Gustavo Cichero

1) ABAD DE SANTILLÁN, Diego. Gran Enciclopedia Argentina. Buenos Aires. Ediar Soc. Anon., de Editores. 1966.

2) PICCIRILLI, Ricardo; ROMAY, Francisco; GIANELLO, Leoncio. Diccionario Histórico Argentino. T5. Bs. As. Edic. Históricas Argentinas. 1954. Págs. 177 y 178.

3) VÁSQUEZ, Aníbal. Dos siglos de vida entrerriana. Paraná. Edit. Nueva Impresora. 1950. Pág. 343

Fuentes consultadas por Jorge Surraco

Unamuno, Miguel, La muerte de Ramírez y las olvidadas memorias del general Anacleto Medina, A Peña Lillo Ediciones, Bs. As., 1980.
Rosa, José María, Historia Argentina, T. 3, Editorial Oriente, Bs. As., 1979.
Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y la Independencia Argentina, Editorial Juventud Argentina, Buenos Aires, 1945.
Vásquez, Aníbal, Caudillos entrerrianos: Ramírez, Casa Pedrassi, 1937.
Newton, Jorge, Francisco Ramírez, el Supremo Entrerriano, Plus Ultra, Buenos Aires, 1964.
Gianello, Leoncio, Delfina, Castellví, Santa Fe, 1952.