Alberto Fernández, a los 80 años, recuerda agradecido a las personas que lo ayudaron o influyeron en su vida. A los 13 años de edad formó parte del grupo inicial de chicos cuyas familias no los podían mantener y que Roberto Epele amparó y educó en el Hogar Escuela San Juan Bosco. Años más tarde, trabajando como obrero ferroviario, pierde una pierna en un accidente. Este hecho modificó su cotidianidad pero no su sentido de la vida ni su gratitud.
La vida de todos los días ocupa un lugar periférico en los textos de historia. A veces, muy pocas, aparece como un dato menor en los apéndices de los libros o como un capítulo pintoresco de épocas pasadas. Este blog trata eso: la vida carente de luz para los grandes medios y fuera del interés de la historia que se enseña y se divulga, a pesar que sus protagonistas constituyan la llamada mayoría silenciosa. Aquí, simplemente, fulguran sus rostros, sus palabras, sus silencios… sus señales de vida.
De interés
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