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domingo, 27 de septiembre de 2015

DIFTERIA, UNA ENFERMEDAD QUE CASTIGÓ A GUALEGUAY

HACE MÁS DE 100 AÑOS
Por el Licenciado Gustavo Cichero

Si bien éste es un blog dedicado a las historias de vidas, las enfermedades como al muerte forma parte de la vida. Frente a las epidemias existen también vidas que luchan contra esos flagelos, dejando, muchas veces, sus propias vidas en esa acción y sus historias son raramente contadas.
Jorge surraco, editor del blog.

La Gripe A (H1N1) de origen porcino, se ha convertido en una pandemia.
Esta gripe que no solo afecta a la población de nuestro país, sino a gran parte del mundo, es un ejemplo más de los numerosos casos de enfermedades que castigaron a la humanidad a lo largo del tiempo.
 
Hace más de 100 años, más precisamente en 1891, existía en nuestra ciudad una preocupación similar a la actual, pero por otra enfermedad: la difteria.
La Reacción, semanario de Gualeguay, se preocupó principalmente de informar sobre el avance de la enfermedad en la región.
Las noticias no buscaban tranquilizar, sino alarmar a la población de las terribles consecuencias que traían la difteria y la viruela. Sobre la Viruela dice: “Esta terrible enfermedad sigue haciendo estragos en la vecina ciudad de Gualeguaychú. Últimamente han ocurrido tres casos fatales”. (1)
En la misma página se lee: “La viruela y la difteria, se han desarrollado de una manera alarmante en Montevideo. Los casos se suceden y las defunciones no escasean”. (2)

Si bien las noticias anteriores no se refieren a nuestra ciudad, en Gualeguay también hubo que lamentar víctimas. En el mes de julio de 1891, Wenceslao Martínez, dueño de una reconocida imprenta, vio como su hijo moría de difteria. La Reacción se expresa sobre esta muerte afirmando que “A las víctimas ya producidas por la terrible enfermedad, la difteria, que hoy tiene en continua alarma a los padres de familia, tenemos que agregar otra pérdida, no menos sensible e irreparable. Nos referimos al fallecimiento del inteligente niño […] Gualberto Erasmo. Por su edad era el encanto y alegría del hogar de sus padres – por su inteligencia y vivacidad era una esperanza, todo un porvenir halagüeño para los mismos […].” (3)

De la misma manera que hoy los medios de comunicación se preocupan por brindar información preventiva, sobre la gripe A (H1N1), el semanario La Reacción de Gualeguay, preocupado por el avance de la difteria, publicó una serie de instrucciones que la Asistencia Pública de la ciudad de Buenos Aires difundió, recomendando a los padres de familia su más estricto cumplimiento a fin de evitar que la enfermedad alcance mayores proporciones. 

Años después de esta epidemia comenzó a construirse el
Hospital San Antonio de Gualeguay  (1898).
Algunas instrucciones establecían que “[…] para evitar la difteria en los niños se les debe hacer practicar con frecuencia, varias veces en el día, si es posible, gargarismos simples con agua tibia o una solución débil de ácido bórico, limón, vinagre, etc. […]; examínese la garganta de los niños todos los días […]; si llegan a observar alguna llaga, deberán aislar al enfermo, separándolo de los otros niños y llamar al médico para que verifique el diagnóstico. Comprobado este deben retirar de la casa a los niños sanos, si es posible, y sino impedir en absoluto todo contacto con el enfermo. […]El enfermo debe ser colocado en la habitación más aislada de la casa con los muebles indispensables y con el personal estrictamente necesario para atenderlo. […] Los útiles de la alimentación le serán reservados exclusivamente y los restos de la comida no deben permanecer en la habitación ni ser utilizados por los sanos. […] La persona que cuide al enfermo deberá tomar la precaución de cubrir sus ropas con un delantal impermeable que se sacará cuando salga de la habitación, lavándose previamente las manos en una solución antiséptica […].” (4)

Muchos de los cuidados antes expuestos coinciden o se asemejan a los que debemos tener con la Gripe A (H1N1).

Después de dos meses de publicar artículos relacionados con la difteria y sus consecuencias, La Reacción”, cerraba el tema publicando un artículo el 31 de julio de 1891, afirmando que la enfermedad estaba en notable retroceso. (5) Dios quiera podamos decir lo mismo en corto tiempo, sobre la gripe que aqueja a nuestra sociedad.

           
Notas

1) Semanario La Reacción. Gualeguay. Año I. Nº 31. Domingo 14 de Junio de 1891. Pág. 4.
2) Ídem.
3) Semanario La Reacción. Gualeguay. Año I. Nº 35. Domingo 12de Julio de 1891. Pág. 4.
4) Ídem.
5) Cf. Semanario La Reacción. Gualeguay. Año I. Nº 37. Domingo 31de Julio de 1891. Pág. 3.



martes, 9 de junio de 2015

Rosa y Omar Fernández, una pareja lechiguanera.

Otro episodio de mi documental sobre las islas Lechiguanas que ofrezco a todo el público en mi canal de youtube.
Rosa y Omar vivieron siempre en Las Lechiguanas. Son auténticos isleros que conocen su habitat de una manera profunda y vital.

lunes, 13 de abril de 2015

La razón de ser peronista






Según la vida, la acción, los discursos y una anécdota de Eva Perón.

Por Jorge Surraco Ba





 
  1950, declarado “Año del Libertador General San Martín”, por cumplirse un siglo de su fallecimiento, fue para Eva Perón un año bisagra en su vida y en su acción política. Fue el año de mayores reconocimientos, honores, de mayor poder, pero también el momento en que se manifiesta la enfermedad que terminará con su existencia dos años después.
  







 En el mes de enero, el 9 precisamente, sufre el primer desmayo en la inauguración de la sede central del Sindicato de Taxis. El 12 de enero, es atendida por el Dr. Ivanissevich y operada de apendicitis, pero allí se descubre el problema real de su enfermedad.

No obstante, el 27 del mismo mes está de nuevo al frente de la Fundación y es aquí donde a mediados de febrero, sufre un nuevo desmayo lo que la obliga a suspender la actividad.
En el mes de marzo se realizan elecciones para gobernador en las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires, Tucumán y San Luis, donde el peronismo sale victorioso en los cuatro comicios. Hacemos este comentario, porque Eva Perón, a pesar de su enfermedad, cuando logra estar en pie, concurrirá en el mes de mayo acompañando al General Perón, a la asunción de los mandatarios elegidos y/o reelegidos de las provincias de Buenos Aires (16 de mayo) y Entre Ríos (23 de mayo).


Pero estas no fueron las únicas actividades de Evita en ese período. Antes, en el mes de abril, estará junto a Perón en Bariloche. Y el 1° de mayo pronunciará antes los trabajadores en su día, un discurso donde se definirá a sí misma como “un puente de amor”, entre Perón y el pueblo argentino.  Lo dirá de la siguiente manera: “…Yo, que he tratado de ser un puente de amor entre el pueblo y el general Perón, te he visto a ti, mujer descamisada, envuelta en la dignidad del delantal,…” Más adelante, en el mismo discurso, insistirá en esa idea: “…trataré de ser a diario un puente de amor entre ustedes y el general Perón y trataré de estrechar filas en todos los sindicatos argentinos,…”

 
El 29 de mayo visita Rosario acompañada por dirigentes de la CGT.
El 30 parte en tren hacia San Juan y el 1° de junio está de regreso en Buenos Aires, donde no se queda mucho tiempo porque el 2 de junio partirá nuevamente en tren visitando Tucumán, Jujuy y Catamarca, con el objetivo de inaugurar Hogares Escuela en las tres provincias y la Clínica de Recuperación Infantil en Termas de Reyes, provincia de Jujuy. Demás está decir que en esta gira, fue recibida en todas partes por el cariño y el agradecimiento de la población, especialmente de los trabajadores y de los sectores de menores recursos.

El 10 de junio estará de regreso en la Capital Federal, inaugurando dos escuelas fabriles en la provincia de Buenos Aires.

Desde el 12 al 17 de junio se realiza en la ciudad de Buenos Aires la Conferencia Nacional de Gobernadores de Provincias y Territorios Nacionales, convocada por el Presidente de la Nación. El día 14, Eva Perón pronunciará un discurso que introducirá haciendo referencia a la gira antes mencionada por el noroeste del país, donde agradecerá los homenajes que recibiera en las provincias que visitó como las palabras pronunciadas por los gobernadores en la misma conferencia. También aquí volverá a su obsesión por ser un nexo de amor entre Perón y su pueblo o su convencimiento de que amar a Perón es amar a los humildes de la patria: “…voy a agradecer emocionada los recuerdos sinceros que han hecho los señores gobernadores, que hablando en representación de sus pueblos, llegaron a mi corazón, porque sus lenguajes eran de auténticos peronistas, y es el mejor premio a que puede aspirar alguien que desde el puesto más humilde del peronismo trata de interpretar y de imitar al general Perón, para quien lucha a diario para que en un mañana no muy lejano,  puedan decir de Eva Perón que trató de querer al general Perón, queriendo a su pueblo. Eso es lo que yo ambiciono”.

            Después indicará donde está la fuerza y vitalidad del peronismo que no sólo era una realidad de aquellos años, sino que ha permanecido hasta el presente:
          “…Además del aplauso fervoroso y vibrante de las fuerzas del trabajo de esas provincias, encontré cuadros dirigentes que me permitieron decirle al Sr. Presidente: el peronismo está de pie, fuerte, porque está prendido en el corazón del Norte argentino. Está fuerte porque en sus cuadros hay dirigentes que son valores auténticos, que comprenden la doctrina del general Perón en su trabajo diario de acercamiento a nuestro pueblo humilde.
Y noté, con gran emoción, que los hombres que más lo querían eran los más humildes…”
            “…iba a entregarle a ese Norte, que tal vez por ser tan humilde tanto quiero, el corazón de Perón, iba a llevarle en esa gira al norte argentino, un poco de realidad…”


A continuación contará una anécdota que ha dado título y motivo a esta nota y que resume e integra la misma entrega de Eva Perón a su tarea que consideraba complementaria a la acción de gobierno del Presidente Perón:
            “…A un coyita que me agradeció en media lengua cuando le entregué un distintivo peronista, en Jujuy, le pregunté si era peronista, y él me dijo que sí. Al coyita que era un niño de muy pocos años, le pregunté luego por qué era peronista, y él me contestó: porque ahora también los pobres somos argentinos…"  Sea cierta la anécdota o sólo una licencia discursiva de Eva perón, el sentido responde a la realidad. Ser argentino significaba y significa ser visible, ser parte de la sociedad, estar incluido. No ser espectadores en una patria de otros. Cualquier semejanza que se piense con los tiempos actuales… NO es pura coincidencia.

          Eva Perón lo aclara en el párrafo siguiente:
            “…Es que los norteños que han sufrido una oligarquía que los ha explotado y los ha tenido sumergidos en una indignidad que no se merecen, veían en ese tren en el que pasaba, no la esposa del presidente de los argentinos, no la presidenta de un partido ni de una Fundación, sino una esperanza que se entraba en el corazón de la Patria para llevar a todos un mensaje del líder de la nacionalidad, que los informaba de que no estaban solos, de que se estaba trabajando por ellos y que se continuará trabajando siempre por reivindicarlos, no sólo material, sino también espiritualmente…”

            Los seis meses siguientes del año 1950, continuarán con la misma o mayor intensidad de actividades que la primera mitad del año. Sobre el final del mismo tendrá una gran decepción con la huelga ferroviaria que trató de evitar presentándose personalmente en los talleres de Remedios de Escalada donde insta a los obreros a levantar la huelga. Los trabajadores rechazan el pedido de Evita. Muchos de ellos, eran peronistas.


          Sin entrar a juzgar las razones o justificación de esa huelga, esta produjo un enorme dolor en Evita y así lo dice en el capítulo 42 de La Razón de mi Vida, que se publica en 1951, aunque por la temporalidad dada en el texto es posible que se haya escrito y publicado con anterioridad, quizá en las notas que redactaba para el diario Democracia:
“También el papel de Evita es a veces amargo. Toda esta semana pasada, por ejemplo, me ha resultado amarga. Ha habido una huelga y ésta tuvo que ser declarada ilegal por injusta… Sé que la mayor parte del gremio, y que todo el pueblo ha repudiado el proceder de estos ingratos, indignos de vivir en esta Nueva Argentina de Perón. Sé todo esto y sin embargo toda la semana he vivido amargada. Solamente me consolé cuando decidí salir a recorrer los lugares de trabajo y conversar con los mismos obreros en huelga…
…Es que yo no concibo que pueda haber en mi país, un solo obrero que no haya comprendido ya, lo que es Perón, y todo lo que ha hecho Perón por los trabajadores argentinos.
Aunque los huelguistas sean muy pocos me duele lo mismo que si fueran todos...
¡No lo puedo entender!”

          La razón de ser peronista de Eva Perón era su amor a Juan Perón y al pueblo humilde que su marido lideraba, a favor del cual se estaba produciendo una revolución pacífica y en la cual ella estaba consumiendo su vida, trabajando y asumiendo el rol de puente de amor entre Perón y su pueblo. Esa razón de ser peronista, era como la del coyita y la de los pobres que a partir del peronismo se sentían argentinos. Era un pacto y acto de amor.

          Cualquier semejanza con los tiempos actuales… NO es pura coincidencia.


FUENTES
Eva Perón habla a los gobernadores de provincias y territorios nacionales - Secretaría de Prensa y Difusión - 1950
Eva Perón, Discurso del 1 de mayo de 1950.
Eva Perón, La Razón de mi vida, Editorial Peuser, 1951  

Crónica de la era peronista:

Visita de Eva Perón a Jujuy:




sábado, 21 de marzo de 2015

TOMÁS DE ROCAMORA: protagonista de la historia entrerriana



Por el Lic Gustavo Cichero

El pasado 19 de marzo se conmemoró el 232 aniversario de la fundación de la ciudad de Gualeguay. Dos días antes, el 17 de marzo se cumplieron 196 años de la muerte de su fundador, el coronel Don Tomás de Rocamora. En su homenaje, publicamos esta nota de Gustavo Cichero, que muy sintética pero efectivamente, traza una justa semblanza del fundador. Para el conocimiento general y para los textos de algunas historias, Rocamora desaparece de la historia luego de las tres fundaciones que realiza en Entre Ríos, pero como muy bien rescata Cichero, Rocamora sigue sirviendo a la patria, prácticamente hasta el día de su muerte, acaecida en 1819.
Jorge Surraco - editor

 
Tomás de Rocamora
El pasado 19 de marzo, conmemoramos un nuevo aniversario de la fundación de Gualeguay.
El fundador, Don Tomás de Rocamora, fue un  militar nacido en Granada de Nicaragua, pueblo del entonces Reino de Guatemala, el 25 de abril de 1740.
Sus padres fueron el Coronel Don José de Rocamora y Doña Jacinta del Castillo y Hurtado de Mendoza.
Se inició en la carrera de armas en España, cuando apenas tenía 10 años. Culminada su preparación, regresó a América hacia 1768, radicándose en Nueva Granada. Desde allí pasó a América del Sur, donde se destacó por su actuación en la rendición y toma de la isla de Santa Catalina, en la costa de Brasil (1772). A partir de entonces, prestó servicios en las milicias de Buenos Aires y Montevideo.
Por 1780, las condiciones de Entre Ríos preocupaban a las autoridades virreinales. En esta región, los buenos vecinos convivían con malvivientes, forajidos  de la justicia, que practicaban un fluido contrabando con Brasil, imperio que proyectaba la incorporación de la Mesopotamia a sus dominios.
El agravante de la situación fue la erección de una nueva capilla en la zona de Gualeguay,  hecho que produjo una serie de conflictos entre los pobladores de la región. Ante las diferencias existentes, el Virrey dispuso el envío de un fiscal y soldados para solucionar el problema. Para esta misión fue nombrado en febrero de 1782 don Tomás de Rocamora, quien era entonces ayudante mayor del regimiento de Dragones de Almanza, destacado por su talento y experto en misiones de este tipo.
Establecido en Entre Ríos, realizó un largo viaje de reconocimiento por el interior del territorio, con el fin de conocer la vida y organización de los que vivían, por entonces alejados de los principales centros políticos. Este recorrido le permitió a Rocamora comprobar que no existían autoridades que ejercieran funciones de gobierno y que los montes daban refugio a bandidos que huían de la justicia.
El resultado de su viaje, se plasmó en una serie de informes al Virrey sobre la situación social, económica y política de la región, proponiendo al mismo tiempo la fundación de pueblos para organizar y concentrar a los pobladores que estaban dispersos.

Plano confeccionado por Rocamora para su informe al Virrey
En estos informes, Rocamora dio nombre a nuestra provincia; fue el primero en llamarla “Entre Ríos”, augurando que sería la mejor provincia del continente Americano.
 Satisfecho su pedido, un año después, en 1783 fundó tres pueblos con sus cabildos aprobados: Gualeguay, el 19 de marzo, Concepción del Uruguay, el 23 de junio y Gualeguaychú, el 18 de octubre.
En 1784, el Virrey Vertiz, que lo favoreció y apoyó en sus acciones en Entre Ríos, fue reemplazado por el Marqués de Loreto. El nuevo virrey, dando menos importancia a la situación de Entre Ríos, relevó del cargo a Rocamora.
El militar nicaragüense, pasó a Buenos Aires, donde en 1803 se desempeñó como tercer jefe del regimiento de caballería con la graduación de teniente coronel.
Cuando en mayo de 1810 estalló la revolución contra las autoridades virreinales, don Tomás estuvo del lado patriota y se declaró a favor de la independencia. En ese entonces era teniente gobernador de Misiones, hecho que favoreció su incorporación al ejército de Belgrano que marchaba a Paraguay. En esa campaña se desempeñó como maestre general de su cuartel. En 1812 pasó a retiro, falleciendo en Buenos Aires el 17 de marzo de 1819. Sus restos fueron sepultados en el cementerio de la iglesia de la Merced, pero se ignora el sitio en que yacen, ya que no existe lápida que lo indique.
Rocamora no era solamente un militar, también era un hombre de familia. Había contraído matrimonio con María Ramona Ibáñez y Rospigliosi, con la cual tuvo una hija, María Bernarda, la cual sería esposa del renombrado general Marcos González Balcarce.
Hoy, a 196 años de su muerte, recordamos a quien fuera fundador de pueblos y precursor de la organización política, económica y social de la provincia de Entre Ríos.


Fuentes consultadas

1)AROZENA, Hugo Nestor (Dir). Historia elemental de Entre Ríos. Paraná. MC ediciones. 1991.
2)OTERO CLOTET, Orlando. Tomás de Rocamora fundador de pueblos. Bs.As. Producciones gráficas Carrá. 1983.
3)PICCIRILLI, Ricardo; ROMAY, Francisco; GIANELLO, Leoncio. Diccionario Histórico Argentino. T VI. Bs. As. Ediciones Históricas Argentinas. 1954.
4)UDAONDO, Enrique. Diccionario Biográfico Colonial Argentino. Buenos Aires. Edit. Huarpes. S.A. 1945.


sábado, 7 de febrero de 2015

DOS PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA DE GUALEGUAY



UNIDOS POR UN INTERÉS COMÚN:

JUAN M. CASTARES Y EL PBRO. JUAN VILAR

Por el Prof. Gustavo Cichero

Seguimos incursionando en la historia de Gualeguay y sus habitantes, especialmente aquellos que dejaron su marca en el devenir de la ciudad. Lo hacemos examinando el archivo de notas del Prof. Cichero que en esta oportunidad nos da una semblanza de dos protagonistas que se vincularon en el tiempo sin conocerse, por medio de una aspiración común. Uno vivió en Gualeguay en los albores de la ciudad y de la patria y el otro en el período de la organización del país como  República Argentina.

Jorge Surraco-editor


Si bien estos dos personajes de la historia local no se conocieron porque no fueron contemporáneos, los une su patria de origen: España.
Las circunstancias de la vida los trajeron a la Argentina, radicándose en nuestra ciudad y contribuyendo a su historia.




Juan Castares fue protagonista de los acontecimientos revolucionarios de 1810. Por entonces residía en Gualeguay desde su fundación, dedicándose a actividades comerciales y políticas.



Dentro de estas últimas, cabe destacar que fue alcalde ordinario de Gualeguay en el año 1802 y su cómoda posición económica e influencias fueron ofrecidas al cura vicario y posteriormente al virrey para levantar un templo en nuestra villa. 


El anhelo de Castares se debía al interés general de la población. La obra era un sueño, pero su concreción demandaba enormes gastos, los cuales él estaba dispuesto a costear. 

La generosidad de Castares no se observa solamente en esta acción, sino que también nos benefició con la construcción de una cárcel, reparando la Casa Capitular, sustentando a los presos y guardianes, y desempeñándose gratuitamente en la función de Alcalde, ya que había renunciado a los derechos que le correspondían. Si esto no es suficiente para reconocer su espíritu filántropo, es preciso agregar que en su casa se brindaba asistencia médica, ropa y alimentos. 

Sus diferencias con el gobierno de Buenos Aires lo llevaron a la muerte, a pesar de que se había manifestado abiertamente a favor de la revolución que había estallado en mayo de 1810. En 1815 nuestro territorio estaba sumergido en una profunda guerra civil y el Directorio de Gervasio Antonio Posadas envió a las tropas porteñas a que invadieran Entre Ríos, alegando la existencia de partidarios de José Gervasio Artigas. Como dentro de este grupo se encontraba Juan Castares, una partida del ejército directorial al mando del Sargento Mayor Pinto Carneyro le dio muerte.
Con Castares, moría el deseo de toda una comunidad de contar con su templo parroquial, proyecto que sería retomado y concretado por el sacerdote Juan Vilar.



El presbítero Juan Vilar nació en Balenyá, provincia de Barcelona – España el 10 de agosto de 1842. Sus padres fueron el artesano Juan Vilar y Micaela Batlló.
Estudió en el seminario episcopal del municipio español de Vich, donde se ordenó de sacerdote y su primera misa la celebró en su pueblo natal en septiembre de 1867. Deseoso de conocimiento, continuó estudiando el profesorado de Latinidades en la Escuela Normal de Barcelona y luego se doctoró en Ciencias en la Universidad de la misma ciudad.
Instaló un colegio de segunda enseñanza en la ciudad de Valls y luego en Barcelona.
Debido a los conflictos civiles que sumergieron a España en una difícil crisis, se trasladó a Argentina en 1875, donde fue nombrado Capellán del Colegio de Nuestra Señora del Huerto, desempeñándose en simultáneo como maestro particular.

Desde allí, al año siguiente, fue designado sacerdote para Curuzú Cuatiá (Corrientes) y en 1877 se lo destinó a La Paz.
A nuestra ciudad llegó en noviembre de 1879 y se desempeñó por casi veinticuatro años al frente de la Parroquia San Antonio.


 Su obra fue grandiosa, no solo por atender espiritualmente a nuestros vecinos, sino por ser el responsable de la construcción del hermoso templo que enorgullece a nuestra ciudad.
Como puede apreciarse, el templo parroquial San Antonio fue  soñado por Juan Castares, haciéndolo realidad el presbítero Juan Vilar.



Fuentes

*UDAONDO, Enrique. Diccionario Biográfico Colonial Argentino. Buenos Aires. Edit. Huarpes. S.A. 1945
*VICO, Humberto P. Historia de Gualeguay: Desde sus orígenes hasta 1910. Santa Fe. Edic. Colmegna. 1972
*“Cgo. Hon. Dr. Juan Vilar”. Diario La Mañana. Gualeguay. Domingo 9 de agosto de 1942. Pág. 1



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Un gualeyo protagonista de la Historia Nacional



FRUTOS CÓRDOBA MORENO

Por el Prof. Gustavo R. Cichero
           
               Una vez más recurrimos al archivo del profesor Cichero para conocer otro aspecto de la historia de Gualeguay, en este caso en la figura de un soldado nacido en nuestra ciudad que intervino en los principales hechos militares que sucedieron en el territorio argentino y latinoamericano durante el siglo XIX, que delinearon un país.  Misma manera que muchos otros hacedores de patria desconocidos u olvidados, Frutos Córdoba Moreno no figura en las páginas de la historia argentina. Es bueno que por lo menos en las páginas regionales, estos actores, sean recordados y considerados. (Jorge Surraco-editor)


“Muchedumbre de beneméritos servidores de la Patria yacen en absoluto olvido. Encontrar algunos de ellos a través de añejas papelerías o en tumbas derruidas, implica siempre íntima satisfacción y cuasi el deber imperativo de sacarlos a luz, aventar el polvo acumulado sobre sus lápidas mortuorias”.Con estas palabras, comenzaba un artículo del 13 de marzo de 1938, publicado en el diario “La Mañanade Gualeguay. 

El autor de ese artículo, Fray Reginaldo Saldaña Retamar, tuvo la posibilidad de consultar la foja de servicios del Capitán Frutos Córdoba Moreno, protagonista de la historia militar argentina.

Este vecino de Gualeguay, nació  el 15 de agosto de 1834 y se destacó en las contiendas civiles e internacionales, en las que estuvo comprometida nuestra nación, en la segunda mitad del siglo XIX.
Sus actividades bélicas, comenzaron cuando tenía solo 16 años de edad, en el mes de enero de 1851, sirviendo en la “División Estrella”, de la que fue dado de alta con la gracia de “Soldado Distinguido”.

Su desempeño cobró protagonismo unos meses después, más precisamente en agosto, cuando participó junto a las fuerzas de Urquiza, de la campaña a la República Oriental del Uruguay contra el general Manuel Oribe, aliado de Juan Manuel de Rosas. Esta campaña, no fue exitosa solo para el gobernador entrerriano, sino también para Frutos, quién recibió las insignias de “Sargento”.

Consolidada la ruptura de relaciones entre Urquiza y Juan Manuel de Rosas, intervino en la Batalla de Caseros, el 2 de febrero de 1852, siendo premiado por su accionar con el grado de “Sargento 1º”. 
Lancero entrerriano

Buenos Aires, en desacuerdo con la nueva política llevada adelante por Urquiza, se separó del resto de la Confederación Argentina. Hilario Lagos, en disidencia con los porteños, sitió Bs. As. con el objeto de que la provincia separatista se reincorpore. En este hecho militar, también estuvo Frutos, quien fue ascendido a “alférez”.
En 1854, formó parte de la escolta que acompañó al entonces presidente de la Nación, Justo José de Urquiza, en su viaje a la provincia de Córdoba.

Cuatro años más tarde, en 1858, recibió el ascenso como “Teniente 1º” y unos meses después, recibió el título de “Capitán graduado de caballería”.
No alejado del campo de batalla, retomó las armas para asistir a la batalla de Cepeda en 1861, entre las tropas de la Confederación, dirigidas por Urquiza y las fuerzas de Buenos Aires, comandadas por Bartolomé Mitre. Esta beligerancia será consagratoria en su carrera militar, pues regresó a Entre Ríos con el grado de “Capitán”.

Al estallar la Guerra contra Paraguay en 1865, se incorporó a la “División Gualeguay”, que formó parte del Ejército Entrerriano, el cual se disolvió posteriormente.
Los años transcurrieron y Frutos Córdoba Moreno solicitó, el 18 de Junio de 1887, al Ministro de Guerra y Marina, Eduardo Racedo, una compensación por sus servicios prestados. Argumentaba: “Que habiendo pasado toda mi juventud prestando mis servicios a la Patria, hoy me encuentro avanzado en años y enfermo: enfermedades contraídas en servicio del Gobierno de la nación a quien he servido con lealtad y patriotismo”.
 
Soldados federales

En el mismo año que pedía esta retribución económica, Frutos Córdoba Moreno fallecía. Aunque hoy ya nadie recuerda a este vecino ilustre de nuestra ciudad, en aquel entonces, el secretario municipal, Leonardo Burgo Texera, lo recordó oficialmente en nombre de la Municipalidad de Gualeguay con estas palabras: “¡Quince años de rudas andanzas! ¡Quince años sobre el caballo por campos y poblaciones de tierra argentina y en tierra uruguaya! Quince años con la mano en el arcabuz y estopín en el pedrero, cual los primeros conquistadores, constituyen fornidos peldaños rumbo a la cumbre de la gloria”


(Palabras grandilocuentes; citas metafóricas; adjetivaciones rimbombantes, típicas de homenajes póstumos que más que honrar al destinatario, parecen querer hacer lucir al que las pronuncia. Este tipo de discursos se repite a lo largo de las épocas llegando a nuestros días y su análisis nos remite a experiencias recientes con nuestros pibes o gurises de la guerra, que fueron escondidos de manera vergonzante y que aún hoy no han recibido, por parte del pueblo argentino, el reconocimiento que merecen). Jorge Surraco-editor


Fuente consultada por el profesor Cichero
* SALDAÑA RETAMAR, Fray Reginaldo. “Hombres de Gualeguay: Capitán Frutos Córdoba Moreno”. Diario La Mañana. Gualeguay. Domingo 13 de marzo de 1938. Pág. 1

martes, 26 de agosto de 2014

EL CASAMIENTO DE MELITÓN JUÁREZ



Por el Lic. Gustavo R. Cichero

Para muchos de nuestros vecinos, Melitón Juárez solo involucra el nombre de una calle, conocida por cruzar el frente de la Escuela Normal y el costado este de la Plaza San Martín. 

Pero ese nombre, guarda mucho más para nuestra ciudad. Melitón Juárez no pasó desapercibido en la historia de Gualeguay. Fue Jefe de Policía en 1890 y entre 1900 y 1903, año en que se alejara hacia Santa Fe; fue protagonista durante la revolución de la Unión Cívica en 1890, defendiendo los intereses del presidente Juárez Celman; fue presidente del “Comité de Socorro a los Heridos”, encargado de atender a los perjudicados en esta revolución y miembro de la Comisión Administradora, encargada del gobierno de nuestra ciudad entre 1891 y 1892. (1)
Su vida privada también está unida a nosotros, al contraer matrimonio con Rosa Carboni, una hija de Gualeguay, el sábado 27 de septiembre de 1890.
Es sumamente interesante el rol que jugó en la fiesta de boda el diario La Discusión, al enviar un reportero a cubrir el evento.
El relato pintoresco nos brinda los pormenores del acontecimiento.
A continuación se comparten algunos párrafos que el simpático periodista escribe para el diario.

Publicación original 1
 “La interesante ceremonia nupcial, civil y religiosa, tuvo lugar en casa de los padres de la novia […].
Una concurrencia numerosa, selecta y distinguida de señoras, niñas y jóvenes había acudido a presenciar ese envidiable acto de himeneo que iba a hacer ingresar una pareja simpática y dichosa en el juicioso gremio de los casados.
Pronunciado el sí tan deseado, y ya unidos con los estrechos lazos matrimoniales, los jóvenes desposados recibieron los augurios felices de sus numerosos amigos y amigas, quienes se dispusieron a festejar con una brillante y alegre tertulia el feliz acontecimiento.
[…]
La brillante tertulia que empezó a las 9 ½ […] tuvo lugar en un espacioso patio, transformado en un lujoso y elegante salón arreglado y dispuesto con profusión de luces y con multitud de flores colocadas con exquisito buen gusto.
Treinta parejas animadas por ese entusiasmo y alegría, que son infaltables en toda ceremonia de casamiento, lanzáronse en el torbellino del baile, dando rienda suelta a la expansión de declaraciones más o menos inspiradas en el amor y la poesía y que son el pan bendito en toda fiesta nupcial.

 
Publicación original 2
Al compás de los brillantes vals, cadenciosas mazurcas y alegres polcas se habrán echado las bases de quince noviazgos por lo menos, a juzgar por la cara de pascuas que tenían algunos.
La parte musical, que es una de las más importantes en toda tertulia, estaba bien representada por el profesor de piano señor Bidaola […] y el señor José M. Cabral y los jóvenes Eduardo Cabral y Darío G. Calderón que nos hicieron oír preciosos vals y mazurcas con terceto de violín, flauta y piano.
[…]
Un espléndido buffet había sido preparado con riquísimos dulces y vinos generosos, donde los concurrentes brindaron repetidas veces por la salud y felicidad de los jóvenes desposados.
[…]
En resumen, ha sido una espléndida y brillante fiesta nupcial, que ha proporcionado a todos los momentos más gratos y amenos.
[…]”. (2)


 CITAS

(1)Cf. VICO, Humberto P. Historia de Gualeguay: Desde sus orígenes hasta 1910. Santa Fe. Edit. Colmegna. 1972. Pág. 246-248, 257-258

(2) “Azahares”. Diario La Discusión. Gualeguay. Martes 30 de septiembre de 1890. Pág. 2