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jueves, 29 de diciembre de 2011

Un inmigrante judío en Entre Ríos-Don Isaac Guerscovich


Horacio Guerscovich relata una parte de la historia de su abuelo, don Isaac, inmigrante judío ruso llegado al país alrededor de 1907, radicándose primero en las Colonias del Barón de Hirsch, para luego probar suerte en varios lugares de las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, para radicarse finalmente en Gualeguay, donde en 1926 abrió la panadería que lleva su apellido y sigue produciendo su conocida galleta hasta la actualidad, con la presencia desde los inicios y hasta hace poco tiempo, del primer hijo argentino de don Isaac, Martín, de 102 años de edad.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Las Colonias judías de Entre Ríos en 1909


Según un periodista francés de Le Figaro.

“Al llegar á la pequeña estación de Clara vimos que nos esperaba el Sr. Cohen, director de las escuelas de la colonia israelita.”

Así comienza Jules Huret su relato sobre las colonias. Periodista de Le Figaro, fue comisionado por ese diario para varios viajes por América. El relato, del que transcribiremos algunos párrafos, es parte del capítulo donde narra la etapa de su viaje que recorre la Mesopotamia Argentina, e integra el segundo tomo de su libro DE BUENOS AIRES AL GRAN CHACO, publicado en París en 1911, simultáneamente en francés y en castellano. 

 En ninguna página de los dos tomos del texto, figura la fecha de realización del viaje pero ciertas apreciaciones que hace sobre la ciudad de Buenos Aires y las referencias de las notas al pie de página, nos hace concluir que lo hizo en la segunda mitad del año 1909 o primeros meses de 1910. El viaje en su totalidad debe haber durado de tres a cuatro meses. Como dijéramos la publicación es de 1911 y como allí no hay ninguna mención a las fiestas del Centenario, estimamos que en mayo de 1910 ya no estaba en la Argentina.

“Es sabido el origen de esas colonias (continúa el autor). Hace algo más de veinte años (1881/1884)[1] eran cada vez más violentas en Rusia las persecuciones anti-judías, por lo que un capitalista de esa raza, el barón de Hirsch, concibió el propósito de prestar ayuda á sus correligionarios pobres para que pudiesen emigrar á la Argentina y al Brasil, así como á los Estados Unidos, Canadá, Palestina y Anatolia.”

Tiene razón Huret al indicar que este aspecto es el más conocido en lo que se refiere a las colonias judías, especialmente a las de Entre Ríos, sobre las que existe una imagen o una idea formada a través del libro de relatos cortos, LOS GAUCHOS JUDÍOS, de Alberto Gerchunof, obra sobre la cual la crítica histórico literaria actual le reconoce la creación de una identidad perdurable pero al mismo tiempo, le reprocha el haber tenido una visión idealizada de la vida en las colonias. 

No es nueva esta opinión, sino que en su momento Roberto J. Payró, amigo y mentor literario de Gerchunof, le señala precisamente la falta de una necesaria mirada crítica. Pero este libro se publicó por primera vez en 1910, año del Centenario de la Revolución de Mayo, cuando eufóricamente se celebraba la gesta integradora de la inmigración europea, aunque la realidad general fuera otra.

Precisamente por esos años, Jules Huret recorre las colonias y nos proporciona una información que nos parece valiosa en cuanto nos habla de la radicación de los judíos desde el punto de vista de la JCA (Jewish Colonization Association), el emprendimiento del Barón de Hirsch. No tendremos tampoco la mirada crítica reclamada por Payró a Gerchunof, respecto a cuestiones como el descontento interno en las colonias, el desconocimiento del trabajo campesino por parte de los inmigrantes (la mayoría no provenía de zonas rurales sino urbanas y eran fundamentalmente artesanos), el antisemitismo o la retirada del campo de una gran parte de los colonos buscando en las ciudades situaciones más promisorias; pero en cambio tendremos datos numéricos y organizativos que nos pueden alumbrar otro aspecto del desarrollo de las colonias judías de Entre Ríos.

No obstante, LOS GAUCHOS JUDÍOS es un hermoso libro cuya lectura nos puede deparar momentos agradables y también ofrecernos una parte de la verdad.

“La colonia de Clara (continúa Huret), comprende 200.000  hectáreas de terreno (hoy se sabe que eran algo más de 80.000), viviendo en ellas actualmente 700 familias compuestas de 5 personas por término medio, ó sea 3.500 personas.”  
Conviene aclarar que colonia Clara, la más extensa de entre Ríos, ocupaba la zona de las actuales poblaciones de Villa Domínguez, San Gregorio, Carmel, Ingeniero Sajaroff, Villa Clara,  pueblos que surgen a partir de las colonias y Villaguay que era una población ya fundada en la época de la gobernación del general Lucio Mansilla (1823). 

En verde, aproximada ubicación de las 3 colonias judías en 1909
Por datos que aporta el periodista Jules Huret, nos enteramos que la población israelita de la Argentina es en 1910 de alrededor de 40.000 personas, de las cuales 16.000 residían en Buenos Aires, 15.000 en las colonias del barón de Hirsch y el resto diseminado por el interior del país. En esos años la JCA tenía tres colonias en Entre Ríos: Clara, San Antonio (hoy Pueblo Cazés) y Lucienville (actual Basavilbaso) y dos en la provincia de Buenos Aires, Colonia Mauricio, en la zona de Carlos Casares y Mauricio Hirsch en las actuales poblaciones de Algarrobo y Hirsch, que constituyeron en realidad (éstas dos últimas),  la primera colonia de JCA en Argentina. En esa época también ya existía en Santa Fe, Villa Moisés (hoy Moises Ville). Si bien en la instalación de esta colonia no interviene originariamente la JCA (es en realidad un emprendimiento espontáneo y comunitario de inmigrantes judíos), posteriormente la organización de Hirsch intervendrá en su desarrollo. Luego de 1910 y hasta la década de 1930 (en plena época nazi) se instalaron nuevas colonias de inmigrantes judíos en Entre Ríos y otros puntos de la llamada pampa gringa. 

Volvamos al relato de Huret:
“-¿Cómo se reclutan los colonos? –pregunté al Sr. Cohen.
-Antiguamente se les hacía venir de Rusia directamente y se procedía a instalarlos, pero hubo dificultades. Los israelitas rusos vienen ahora directamente por su cuenta á la Argentina, trabajan en su oficio, si lo tienen, ó buscan en las colonias judías una plaza de peón. Nosotros les facilitamos el trabajo. (…) Y cuando al cabo de uno o dos años se han aclimatado y adaptado á las labores, cuando nos ofrecen garantías de actividad y de moralidad y cuentan con una familia numerosa, entonces hacemos de ellos colonos, lo que quiere decir que ponemos á su disposición 150 hectáreas de terreno, ganado y material, (…); el ganado y el material comprenden diez vacas, dos caballos ó cuatro yeguas, un gran arado con asiento ó dos de mano; dos rastrillos, uno de madera y otro de hierro; arreos, yugos, correas y un carro. El importe tienen que reembolsarlo en 20 años con un  interés del 4%.
-¿Se les exige alguna garantía?
-Ninguna. Su contrato es el de un granjero. Deben pagar anualmente los intereses, (…). Más aún; si en los malos años necesitan adelantos ó anticipos se les facilitan en las mismas condiciones. A los pocos años se encuentran con una pequeña fortuna si es que no han tenido muy mala suerte.

(…)Los que saben desenvolverse (…) tienen animales de corral y vacas cuyas leche venden (…) a una Compañía inglesa que ha creado cerca de aquí una fábrica de manteca. Algunos colonos venden hasta 300 litros diarios.
-¿Y no les facilitan ustedes nunca más de 150 hectáreas?
-Nunca. Son bastantes para ocupar durante todo el año á una familia de 7 ú 8 personas. De otra forma, los colonos más afortunados ó más sagaces acabarían por invadir la colonia, absorbiendo poco á poco á los desgraciados y á los más débiles.
(…)
Me habían dicho en Buenos Aires que no inspiraban mucho cariño los colonos judíos por ser rusos embrutecidos y retrógrados.
Esa afirmación me extrañó, y el Sr. Cohen me dijo á propósito de ella.
-Esa acusación era merecida al principio. Los infelices que llegaban aquí desde las aldeas de Polonia, Lituania y Bessarabia, se mostraban refractarios á la cultura y al progreso. Pero la raza es inteligente y se adapta pronto á lo que signifique adelanto. (…) Hasta estamos más adelantados que nuestros vecinos. Hemos creado cremerías y fábricas de manteca, cuyo producto compra Inglaterra. Cultivamos la alfalfa, plantamos árboles y viñedos y mejoramos las razas lecheras y reproductoras. Además, fundamos escuelas, bibliotecas y hospitales en mayor proporción que en otras partes (en ese momento había 31 escuelas y 75 maestros judíos para 2.000 niños). (…) Por otra parte, los colonos han formado una cooperativa agrícola creando lo que llaman ellos un “fondo comunal”, institución ingeniosa que les sirve al mismo tiempo de Sociedad mutualista, para sus compras, y de Banco de préstamo. (…) Así pues, nuestros colonos no son enemigos del progreso y aman el oficio, á despecho de la opinión corriente que les cree enemigos del trabajo manual, sobre todo del de la tierra. Esa mala reputación, que deben indudablemente á las condiciones de vida á que se les condenó en Europa desde la Edad Media, les persigue todavía.
(…)

 -¿Y no se les acusa de falta de sentimiento patriótico, de no adaptarse bastante pronto á su patria de adopción y de aferrarse al nacionalismo judío y á la religión hebraica?
-Es posible que ciertos inspectores demasiado celosos se admiren de que todos nuestros colonos no hablen el español con facilidad y de que los alumnos no estén bastantes fuertes en historia argentina. Pero ¿qué se puede exigir á esos infelices que llegan aquí frecuentemente á los cuarenta, cuarenta y cinco y cincuenta años, después de haber vivido siempre en el mismo medio israelita, ignorante y mezquino? ¿Cómo hacerles admitir que no tienen derecho para hacer que sus hijos reciban las enseñanzas de su religión de la Biblia? Si han venido aquí es precisamente por huir de las persecuciones de los países intolerantes y por habérseles dicho que aquí podrían vivir con libertad. 

Ahora bien: interróguese á los que viven en la Argentina desde hace quince años. Se verá entonces que se sienten satisfechos y contentos por disfrutar de la libertad y que están agradecidos á la República. Pero en quince años no pueden convertirse en ardorosos patriotas ni haber olvidado sus tradiciones, su raza y su religión. Sus hijos serán buenos argentinos y sus nietos más aún, pero no debe coartarse su libertad. (…).

Este comentario revela la resistencia o más bien la desconfianza que había en los argentinos previos, respecto de la inmigración judía como la había con respecto a la inmigración de todas las latitudes, especialmente al ver los rápidos progresos que hacían en sus economías. Claro, lo que se veía, como se ve hoy, son los éxitos económicos que no fueron la moneda corriente en todo el proceso inmigratorio. Gran parte de los inmigrantes siguieron siendo pobres o se empobrecieron aún más, pero todos fueron parte constitutiva importante de la Argentina moderna. Esto debe ser tenido presente por todos los ciudadanos de nuestro país, ante la actual mirada discriminatoria frente a la inmigración proveniente de los hermanos países latinoamericanos. Como hace un siglo estamos ante la construcción de una nueva identidad argentina.

Jules Hurte volvió a Francia y publicó su libro de impresiones y datos estadísticos que recogió en su viaje. Las colonias judías de Entre Ríos siguieron su derrotero; algunos colonos probaron suerte en otras ciudades de la provincia o en Buenos Aires, otros se quedaron y su profunda huella hoy puede vivirse en la cultura, las costumbres, la obra social y en los descendientes que viven en la zona. Pero esta es otra historia sobre la que habrá que volver.
Jorge Surraco

[1] Las persecuciones a los judíos eran habituales en Rusia desde mucho tiempo antes a estas fechas, pero luego de la muerte del Zar Alejandro II, por la cual culparon sin evidencia alguna a los judíos, aumentaron en violencia, los asesinatos recrudecieron y millones de personas debieron emigrar. En esta fecha surge la palabra pogrom o pogromo (linchamiento). Una acción mucho más sangrienta se volvió a vivir en Rusia desde 1903 a 1906.



BIBLIOGRAFÍA
Huret, Jules: De Buenos Aires al Gran Chaco, T 1 y 2 - Biblioteca Argentina de Historia y Política- Hyspamérica, mayo de 1988, Buenos Aires, Argentina.
Gerchunof, Alberto:Los Gauchos Judíos - Editorial Sudamericana - Buenos Aires, 1 de diciembre de 1950, Año del Libertador General San Martín.
AAVV: Shalom Argentina, Huellas de la colonización judía - Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte de la Nación – Programa Argentina Mosaico de Identidades – Buenos Aires, noviembre de 2001.
AAVV: Argentina Pueblo a Pueblo – T. 10 y 11 – Arte Gráfico Editorial Argentino (Clarín) – 1ª ed – Buenos Aires, 2006.


miércoles, 26 de octubre de 2011

Néstor Vive... Fuerza Cristina


El título de este video era el clamor permanente en la plaza y en los toscos carteles hechos a mano, himnos de gratitud al hombre que cambió la historia del país.

Gracias Néstor por devolvernos la patria, el orgullo de ser argentinos: Usar de nuevo la escarapela en el pecho, sentir emoción al cantar el Himno, son formas simbólicas que permiten sentirse partes de un todo, de una patria que trasciende la insustancial y patriotera de las fiestas escolares y penetra en lo profundo de la tierra, de la historia y de las falsas fronteras creadas en el siglo XIX. La patria que soñaron nuestros padres fundadores vive en el sentir popular y esto, no es una aspiración de deseos; es una convicción que no está en el pensamiento sino en la sangre de los pueblos.

Y finalmente algo que lo resume todo: gracias por devolvernos la alegría.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Entre la tristeza y la alegría militante


A un año de la muerte de Néstor Kirchner
por Jorge Surraco


El 29 de octubre de 2010, al día siguiente de los hechos que narra, publiqué esta nota en facebook como una descarga emocional de lo vivido, muy personal y en caliente. No volví a leerla desde entonces. Al hacerlo pensé que seguramente el año transcurrido podría haber producido cambios, si no en los sentimientos, por lo menos en el plano de lo racional y del análisis distante y más frío. No fue así. Por eso la vuelvo a publicar ahora en este blog absolutamente igual a como se publicó la primera vez como una forma de mantener fresco y activo lo expresado. Deseo además, llamar la atención sobre las imágenes de los carteles escritos a mano e improvisados, pero que reflejan auténticamente un profundo sentimiento popular.

CRÓNICA DE UNA PLAZA


No entiendo por qué no quería ir. Quizá porque no me gustan las despedidas de cuerpo presente… ¡ninguna! Quizá porque me dolían otros momentos parecidos. Los duelos prefiero hacerlos en soledad, en lo profundo de mi mismo y con la imagen viva de la persona que se ha ido. Pero finalmente llegué a la Plaza de Mayo, no con la idea de hacer la fila para entrar sino para ver, observar, entender a los que sí la hacían en cuadras interminables. Caminando, introduciéndome en la masa que cubría la plaza y sus extensos alrededores, recordé cuando hace muchos años, durante tres días fríos y lluviosos, caminé literalmente como un sonámbulo, filmadora en mano, tratando de aclarar  las mismas incógnitas. Pero la situación de entrada me presentaba grandes diferencias. Los gestos lejanos me contaban de un enorme dolor por la pérdida del Gran Padre que se iba y por la lucha de muchos años para que volviera a la patria, pero también un velado reproche porque nos dejaba en las puertas del infierno a cargo de dos demonios que comandaban un ejército de diablos sedientos de sangre. Ahora, en esta plaza, pude ver lágrimas en los ojos pero sonrisas en los labios que de pronto se abrían en un canto o en un rugido de gratitud o de esperanza o decidido apoyo para continuar el camino iniciado. Aquello lejano fue una enorme congoja; lo nuevo era una mezcla rara de tristeza y alegría. 

 ¿De dónde sale esta gente? ¿Dónde estaban? Se preguntaron muchos. ¿Cómo surge esta pasión por un hombre vituperado por los “bien pensantes”? ¿Cómo es esto de que enormes cantidades de jóvenes se manifiesten políticamente cuando se hizo todo lo posible por narcotizarlos? Esto que pasa en el mundo real debe ser una mentira porque la TV los muestras borrachos y peleándose a palos a la salida de los boliches o en las canchas de futbol. ¿Por qué emerge esta realidad que nos inquieta al solaparse con la que hemos creado en la pantalla chica? Los correctos, los que cuidan las formas, están desconcertados. Quizá con el mismo desconcierto que tuvieron aquél 17 de octubre cuando el “aluvión zoológico” se lavó las patas en la fuente de la Plaza de Mayo o mucho antes, cuando los Infernales de Pancho Ramírez ataron sus caballos en la pirámide de la misma plaza. Claro que ahora, no sólo éramos los morochos, los cabecitas negras, los gauchos rotosos, los que copábamos la plaza. También en esto había una mezcla integradora y esperanzadora. 

Habría que hacer el intento de explicar lo muy difícilmente explicable aunque no puedan entender, que el pueblo, ese pueblo que ellos transforman en “la gente”, una  entelequia a su medida, gusto y paladar, posee otra sabiduría o intuición (quizá sea lo mismo), que le permite establecer puentes intangibles con quienes saben o aciertan interpretarlos y representarlos en las esferas del poder; sin adoctrinamientos de estructuras ni de medios de ningún tipo, ni siquiera la necesidad de ponerse de acuerdo entre ellos, irrumpiendo en la escena como una sola fuerza, una energía maravillosa que produce el mágico acto de creación de un líder popular. Claro que siempre aparece la duda, si en las vecindades del líder viven quienes tienen la obligación de canalizar, de organizar esa energía para que no se pierda en su propio impulso. 

Cuando los ídolos populares pierden el apellido como Evita, como el Zorzal Criollo o simplemente Carlitos, como El Che, como el Diego, parecen ser los únicos poseedores de esos nombres y se transforman en mitos que a la manera de aquellos del mundo clásico, que tampoco tienen apellido, se tornan inolvidables e invencibles. En la plaza descubrí que el hombre que despedíamos era solamente Néstor, sin apellido. Compañero Néstor, que es el título de mayor honor al que puede aspirar un presidente elegido por el pueblo. Perón nunca perdió el apellido aunque pudiéramos llamarlo en la intimidad militante: el Líder, el Hombre, el General, “el que te jedi” (cuando por ley estaba prohibido nombrarlo), quizá por muy grande, por muy respetado o por demasiado general; pero en realidad creo que no lo perdió porque lo inmortalizamos al designar con su apellido una idea, una doctrina, una manera de sentir la patria y la vida en nuestra patria. También me dí cuenta que la presidenta es para el pueblo sólo Cristina y la hermana de Néstor: Alicia. Los “bien hablantes” dirán que eso se debe a que al “populacho” le es muy difícil pronunciar ese apellido suizo alemán. ¿Es posible? Pero además, son tratadas con un respetuoso tuteo y esto me hizo recordar que los sectores populares sólo llaman a una persona por su nombre de pila y lo tutean en el trato amable y cotidiano, si están cerca, si forman parte de sus afectos y sólo cuando se ha traspasado el cerco de la formalidad. Pero también tutean conjugando rítmicamente un verbo parecido, desde el tablón o en la calle, cuando alguien hace algo que los afecta.

¡Tremenda responsabilidad para los que reciben semejante herencia!

Pero como entender tamaño cariño, adhesión y entrega popular que generó Néstor. Podrán darse y se darán sesudas interpretaciones de uno y otro lado. Se expondrán números que grafiquen cuestiones económicas, niveles de ocupación y de pobreza. Se podrá argumentar que la muerte tamiza los aspectos malos de un político y reflota los buenos. Se caerá en la comparación fácil e interesada con los funerales del Dr Raúl Alfonsín. Pero ninguna comparación, ni aún la que hice al principio con la muerte de Perón o la de Evita a la que no quise referirme porque sólo pude seguirla por radio, no permiten echar luz sobre la incógnita. Porque si pensamos honestamente sobre todo lo hecho por el gobierno de Néstor y de Cristina en el plano material a favor de las clases humildes, es mucho, si se toma el punto de partida, pero no es tanto en función de las necesidades que esas personas aún tienen. ¿Por qué entonces? Necesito dar una respuesta, personal y subjetiva por supuesto, pero basada en lo que oí y leí en la plaza en toscos carteles hechos a mano sobre cualquier papel. Todas tienen que ver con agradecer restituciones, con devoluciones de valores que el pueblo tenía y le habían sido arrebatados y que eran (¡o casualidad!), los mismos que habían logrado con Perón:

Gracias por devolvernos la dignidad: Para las capas populares el trabajo es dignificante; es un valor inapreciable aunque sea poco lo que se pague, porque un trabajo fijo permite discutir y mejorar lo que se gana. Mientras tanto, el subsidio estatal permite sentirse mejor para buscar trabajo y no como se dice crear parásitos del presupuesto estatal derivando los subsidios al juego y al paco.

Gracias por devolvernos la esperanza: Los hijos en la escuela genera la esperanza que ellos podrán tener un futuro mejor que el presente de sus padres. La educación es un valor tradicional en el pensamiento popular argentino que tiene profundas e históricas raíces.

Gracias por devolvernos la lealtad y la fe: Fe en el compañero de todos los días y en el compañero Presidente. Lealtad con la palabra empeñada, con las promesas y los pactos. Por eso en el pueblo, los traidores no tienen retorno aunque lleguen a puestos relevantes. Esto se escuchó mucho en la plaza.

Gracias por devolvernos la política: No sólo como actividad partidaria, sino como participación en la gestión del futuro personal y colectivo. Gracias por darle nuevamente sentido a la bella palabra militancia. Si bien vimos personas de todas las edades, algunos en silla de ruedas o con más de un bastón, la mayoría fue de jóvenes donde podía palparse la vida militante de base, territorial, barrial.

Gracias por ayudarnos a creer en la posibilidad de justicia: Ninguna sociedad puede edificarse sólidamente si no tiene confianza en actos de verdadera justicia. Si bien esta es una deuda no saldada aún, el pueblo entendió que es su derecho y su obligación luchar por alcanzarla.

Gracias por ayudarnos a tomar la palabra y la posibilidad de decirla: El decir “su palabra” era un derecho y un valor de la mayoría de los pueblos originarios de América, expresada en los fogones. La palabra es la historia y los demás valores culturales de cada pueblo. No en vano la más potente arma de la conquista española fue hacer desaparecer la palabra de los vencidos.

Gracias por devolvernos la patria, el orgullo de ser argentinos: Usar de nuevo la escarapela en el pecho, sentir emoción al cantar el Himno, son formas simbólicas que permiten sentirse partes de un todo, de una patria que trasciende la insustancial y patriotera de las fiestas escolares y penetra en lo profundo de la tierra, de la historia y de las falsas fronteras creadas en el siglo XIX. La patria que soñaron nuestros padres fundadores vive en el sentir popular y esto, no es una aspiración de deseos; es una convicción que no está en el pensamiento sino en la sangre de los pueblos. En la plaza se vieron distintas banderas de países latinoamericanos y de los pueblos originarios, aunadas con la celeste y blanca.

Y finalmente algo que lo resume todo: gracias por devolvernos la alegría.

No creo que sean estas todas las razones. Son las que más sentí y desde luego me involucran. Valores de los que se fueron apropiando todas las dictaduras y terminados de aniquilar en los noventa, para poder concretar el otro saqueo: el económico. Sólo se puede robar lo material de un pueblo si está desarmado moralmente y disgregado en lo social. Todas las invasiones y las conquista de las historia dan testimonio de esto.

Cuando el pueblo se apodera de ciertos lugares simbólicos, se produce una conmoción y la historia (que no ha finalizado), tiene un quiebre y llega un nuevo amanecer que podrá ser glorioso si todos, los que amamos este país, decimos presente.



sábado, 24 de septiembre de 2011

PRIMER MATRIMONIO JUDIO EN LA ARGENTINA


 
“En Buenos Aires y en la República toda el primer matrimonio que ha tenido lugar entre judíos, es el que contrajeron el domingo 11 de noviembre de 1860 á las 2 de la tarde, los señores don Salomón Levy y doña Elisabeth Levy, ambos franceses; precedente laudable en el que sin quebrantar principios ni hacer innovaciones mas ó menos peligrosas como el matrimonio civil, se interpretan las leyes que nos rigen, con altura y con equidad.”

Así comienza un artículo publicado en el Nº 65, Año VI, de la Revista de Buenos Aires en el mes de agosto de 1868, en la sección “Derecho” con la firma de Miguel Navarro Viola, abogado. Cabe agregar que el Dr. Navarro Viola y el Dr. Vicente G. Quesada, eran los directores y principales articulistas de esta interesante revista del siglo XIX.


Sin pretender realizar un análisis jurídico, dado que no tenemos los conocimientos para ello, trataremos de relacionar las fechas en que esto ocurre con otras fechas importantes en la legislación del derecho civil argentino, que nos importa como ciudadanos y que cobra actualidad como pudo verse en el debate por el matrimonio igualitario y en otros temas que importan a la igualdad entre los habitantes de nuestro país.
Antes de entrar en los pormenores del primer matrimonio judío celebrado en la Argentina, digamos que en esa fecha de 1860 cuando tiene lugar, el matrimonio en nuestro país era exclusivamente religioso y católico, lo que en la práctica otras religiones no podían celebrar matrimonios salvo excepciones como veremos más adelante. La ley de matrimonio civil que con modificaciones nos rige, es de 1888 (28 años más tarde), cuyo proyecto y promulgación provocó airados debates más virulentos, desde nuestro punto de vista, que los producidos con la nueva ley de matrimonio igualitario.  

No era el primer intento ni la primera disputa. En 1867 en Santa Fe, durante el gobierno de Nicasio Oroño, se promulgó una ley de matrimonio civil. El intento duró poco: el obispo de Paraná anunció en una pastoral que Oroño había incurrido en la pena de excomunión, y ordenó a los párrocos que no celebraran la ceremonia religiosa de las parejas que previamente se hubieran casado en el Registro Civil……. El gobernador pidió a la justicia que procesara al obispo por subversión del orden público. Varios sacerdotes fueron arrestados.(1) En noviembre de ese año comienza una revuelta contra el gobernador Nicasio Oroño que es depuesto, utilizando como pretexto a dicha ley, pero en realidad había una disputa política por la sucesión no sólo provincial sino también nacional. Si bien Oroño es repuesto en enero cuando ya terminaba su mandato, la nueva legislatura deroga la conflictiva ley que lo único que buscaba era solucionar los matrimonios entre personas de distinto credo, de la misma manera que lo hacía en la provincia de Buenos Aires una ley de 1833, a la que se aludirá en el alegato a favor del primer matrimonio judío.

Pero analicemos la frase de Navarro Viola en el fragmento transcripto arriba, porque la misma, según nuestro parecer, demuestra cierta cautela por parte del abogado: …precedente laudable en el que sin quebrantar principios ni hacer innovaciones mas ó menos peligrosas como el matrimonio civil, se interpretan las leyes que nos rigen, con altura y con equidad.” El artículo está publicado en agosto de 1868 y el escándalo por la ley de matrimonio civil de Santa Fe como la revuelta contra Nicasio Oroño, habían tenido lugar a fines de 1867 y principios de ese año 1868. Navarro Viola, no obstante ser un rebelde adelantado a su época, se cubre por las dudas con esa frase o por lo menos trata, colocándose del lado de los que se oponen al matrimonio civil, aclarar que el matrimonio judío celebrado 8 años antes y en el que Navarro Viola había sido patrocinante de los contrayentes ante la justicia para obtener la autorización, no alcanzaba el carácter de casamiento civil. 

 No era el caso de los Levy el primer intento de matrimonio judío. Anteriormente la justicia había considerado que la tolerancia religiosa que amparaban las leyes vigentes, sólo comprendía a otros credos cristianos “y que no alcanzaba á los que aún aguardan al Mesías.” El primer abogado de los Levy había opinado lo mismo por lo que decide no tomar el caso. En cambio Navarro Viola sostiene “que ni religiosa ni civilmente podía hacerse una excepción odiosa con los Judíos, ya por no estar en vigencia las absurdas leyes españolas á su respecto; ya porque el Decreto de diciembre de 1833 habla generalmente sobre dispensas matrimoniales, de creencias distintas de la relijión católica, entre las cuales debe comprenderse al mosaismo; ya por fin, por la Constitución vigente no contiene tampoco excepción alguna en su art 4º que dice: Es, sin embargo, inviolable en el territorio del Estado el derecho que todo hombre tiene para dar culto á Dios Todo-Poderoso, segun su consciencia.” En cuyo culto ¿como no comprender uno de los actos mas importantes de la vida social y religiosa, cual es el matrimonio?

El Superior Tribunal de Justicia, presidido por el Dr. Francisco de las Carreras, con un criterio más liberal que su antecesor, concedió la licencia. Luego el artículo transcribe el expediente judicial que presenta una serie de fundamentos que avalaban el pedido por la necesidad de que el matrimonio debía ser reconocido en Francia, para lo cual debía hacerse de acuerdo a las leyes del país en que se realizara. La tercera parte del artículo refleja, según la visión de Navarro Viola que había sido reiteradamente invitado a la boda, los distintos aspectos de la ceremonia y de la fiesta, que no presenta diferencias con las que hoy se celebran, pero sí el tono y el asombro del comentario del cronista y que a los fines de la presente nota no se justifica su inclusión. Sí, interesa agregar el comentario final de la nota de Miguel Navarro Viola refiriéndose a las leyes españolas desde 1492 hasta 1820 en contra de los judíos y que hasta no hace mucho tiempo estaban vigentes en la Argentina y que aún luego de la independencia, por medio del clero, seguían teniendo influencia.

Dice al respecto:
“Puesta, pues, en paralelo esta rigidez de nuestros padres, con las franquicias acordadas por nuestras leyes y principios, claro está que nos debíamos captar la voluntad de los que vienen á estos países, no á hacernos una gracia ni á recibirlas de nosotros, sino á establecer ese cambio de mutuas concesiones sociales; ese comercio moral de los pueblos civilizados y cultos: á traernos su industria y su trabajo, dándoles nosotros las ventajas de poderla ejercer con la mas ámplia libertad sin preguntarles cual es la forma en que adoran á Dios, para arrojarlos de nuestro puerto… de esta tierra en la que es inviolable el derecho que todo hombre tiene para dar culto á Dios Todo Poderoso según su consciencia.”

Frente de la sinagoga de Gualeguay, Entre Ríos
Han pasado más de ciento cincuenta años de este episodio del que podemos extraer dos conclusiones aplicables en el presente: 1.- Que los sectores sociales que se resisten a maneras libres, amplias y humanas de pensar, aún conservan y ejercen herramientas de poder que intentan frenarlas; 2.- Que nuestro pasado no es monolítico como a veces se piensa en el sentido de la resistencia al cambio y al avance a las ideas. Siempre hubo mujeres y hombres lúcidos que lucharon por hacer mejor y más igualitaria a nuestra sociedad. Lo que ocurre, es que no figuran en los textos de la historia hegemónica quedando relegados al olvido.
Jorge Surraco

NOTA: Se han conservado en las transcripciones de textos, la ortografía y acentuación usuales en la época en que fueron escritos.


BIBLIOGRAFÍA

Navarro Viola, Miguel y Quesada, Vicente G.: “La Revista de Buenos Aires. Año VI, Nº 65, pag 391, agosto de 1868.- Imprenta de Mayo – Reimpreso por Arturo E. López Editor, sin fecha (Existe copia digital en Google)

De Marco, Miguel: “Nicasio Oroño, el luchador santafesino” Todo es historia Nº 98, julio de 1975.



viernes, 10 de junio de 2011

Daniel Carboni Bisso-Pasión por Gualeguay (Video)


El 2 de diciembre de 2007 realicé esta entrevista a Daniel Carboni Bisso. Era la segunda vez que lo veía. Lo había conocido cuatro días antes por medio de un amigo común. La finalidad de la entrevista era que Daniel me hablara del Maestro Roberto Epele que había sido su profesor particular para el ingreso a la universidad y a quien admiraba en grado superlativo. La conversación sobrepasó el objetivo como también la relación que se estableció entre ambos. Estábamos en las antípodas ideológicas que no impidieron un trato afectuoso y de respeto mutuo. En mayo de 2009 pude estrenar en Gualeguay el documental de Roberto Epele. Cuando lo llamé para invitarlo me contó que estaba muy enfermo y le sería muy difícil concurrir. No obstante, estuvo presente en la proyección y con su sinceridad habitual, me manifestó su desacuerdo con el enfoque que había dado a la película. Lamentablemente no volví a conversar con él. Falleció poco tiempo después, el 11 de junio. He aquí mi recuerdo, mi afecto y mi homenaje.

lunes, 23 de mayo de 2011

Beruti x 2 – en la Semana de Mayo

Memorias curiosas de un cronista curioso y oculto.

La historia registra a un Beruti bastante revoltoso que se llamaba Antonio Luis, que formó dúo con Domingo French, los conocidos French y Beruti, aquellos a los que las figuritas escolares los muestran repartiendo cintas celeste y blancas delante del Cabildo. El otro, Juan Manuel, el protagonista de esta nota, era hermano de Antonio Luis, pero no hay datos que lo muestren acompañando a su hermano o a otros grupos, sean revolucionarios, absolutistas o moderados, los tres “partidos” protagonistas del hecho político en cuestión. ¿Qué hacía este Beruti aparentemente tan distinto del fogoso Antonio? Observaba, chusmeaba y escribía un diario de lo que sucedía en Buenos Aires, sin destinatario ni objetivo explícito, fuera de él mismo. Había adquirido este hábito en 1790 a los trece años y por sesenta lo mantuvo, llenando cuadernos y cuadernos con una letra parejita de burócrata, anotando año por año los acontecimientos que le llamaban la atención. 
Juan Manuel Beruti y uno de sus nietos

No era historiador ni periodista, tan solo un testigo “discreto, prolijo, observador, más bien retraído, amigo de frecuentar iglesias y conventos, un poco chismoso, tal vez algo miedoso y con un santo horror por cualquier forma de violencia.” No se destacó en ningún círculo ni partido político. Toda su vida, desde 1817, fue un pacífico empleado de la Contaduría de la Aduana. Murió en enero de 1856. El 1º de octubre de 1855 es la fecha del último asiento de su diario.

Este manuscrito y su autor, estuvieron ocultos e ignorados por casi cien años siguiendo los cuadernos un curioso derrotero: en 1869, un hijo de Beruti los donó al Dr Dardo Rocha quien los mantuvo en su archivo, quizá sin prestarles atención, por 75 años. En 1945, un hijo del fundador de la ciudad de La Plata, los facilitó a la Biblioteca Nacional, que encaró la publicación por primera vez de las MEMORIAS CURIOSAS a los 150 años de haber sido iniciadas. Sólo falta el período de 1830 a 1842, hasta ahora no hallado, que contenía apreciaciones sobre el gobierno de Juan Manuel de Rosas y ante el temor de ser descubierto y confiscado por la Mazorca, se lo ocultó tan bien que aún no ha sido encontrado y tal vez se haya perdido definitivamente.  

Las Memorias están capituladas año por año y comienza cada capítulo con la nómina de las autoridades en ejercicio. Luego registra los hechos que al cronista le interesan, como también recoge versos populares, los arreglos o construcciones de los edificios públicos y los sucesos políticos militares del convulsionado devenir de estos pagos. Por estos valiosos registros es posible conocer algunos aspectos que las historias convencionales no recogen. Veamos lo que cuenta de los sucesos de Mayo de 1810.

El registro del año 1810 comienza con la nómina de los Alcaldes Municipales que en esos años eran elegidos por un año. A continuación nos enteramos que hasta el año anterior los muertos se enterraban en las iglesias y a partir de ese mes de enero se deberán hacer en camposanto que las mismas iglesias deberán disponer hasta tanto se instale el público. Luego habla de la consagración de un obispo en la catedral ocurrida el 24 de febrero. El 14 de marzo anota que se terminó el frontis y torres de la iglesia de San Francisco y de ahí salta al 19 de mayo donde deja constancia de la llegada de un barco inglés con “la infausta noticia” muy conocida de la caída de Sevilla en manos de los franceses y la disolución de la Junta. A partir de aquí las anotaciones son tan cotidianas como los sucesos que se precipitan. Lo que cuenta en general es lo que hemos estudiado y repetido tantas veces. El Cabildo de acuerdo con los jefes militares decide defender a estas provincias de las apetencias extranjeras para lo que decide presentarse al virrey solicitando su abdicación del mando en el Cabildo, “para que éste con anuencia del pueblo tratase de formar el gobierno que debíamos adoptar.”

Relata la reunión también conocida entre el Alcalde Lezica y el virrey; el pedido de éste a los jefes militares sobre la posición que tomarían, la respuesta de Saavedra sobre que debería abdicar y al no tener apoyo, nos cuenta Beruti, el virrey pide dos cosas: al Alcalde que el Cabildo le remita un oficio que el contestaría de la misma manera;  “y a Saavedra y demás comandantes suplicó lo mirasen como era debido, considerando tenía familia y por lo mismo le señalasen un sueldo para poderse sostener retirado con su mujer e hijos…; a cuya súplica se le dijo no tuviera cuidado que se le señalaría su correspondiente renta…; con lo que quedó conforme y allanado.” Cuando hay efectivo,  no hay desacuerdo entre caballeros.

El día 21, siguen los cabildeos entre el Cabildo y el virrey y es éste según Beruti el que  propone y autoriza, convocar un cabildo público para tratar “si debía o no soltar el mando”. De ser cierto esto, el Cabildo Abierto del 22 de mayo fue idea del virrey Cisneros. Mientras tanto la multitud de pueblo que estaba en la plaza, no sabiendo lo que había contestado el virrey”, se pone nerviosa y a los gritos pide saber si el virrey “había soltado el mando”. El interlocutor es el Síndico Julián de Leyva quien expresa según Beruti que “el excelentísimo señor virrey está allanado y dispuesto a cuanto diga el Cabildo…No tengan vuestras mercedes recelo, que este excelentísimo Ayuntamiento… arreglará todo, retírense todos a sus casas que no hay novedad…; a cuyas razones… el inmenso pueblo prorrumpió: Viva el Cabildo. Con lo cual… el pueblo se retiró.  

Con todo respeto pensamos que Leyva no deseó felices pascuas porque ya habían pasado, pues lo que dijo es muy semejante a “la casa está en orden”. 
Vaya, vaya… con las analogías de la historia.

El día 22 “Amanecieron puestas centinelas en las bocacalles que entran en la plaza con orden de no dejar entrar a ninguna persona que no presentase la esquela de convocación que el Cabildo pasó la tarde antes… y esto se hizo por obviar tumultos en la plaza.” Es decir, que no querían a la gente presionando en la plaza mientras los 245 que podían votar por decisión del Cabildo, discutieran la suerte del virrey. La reunión duró hasta pasada la medianoche y por 27 votos de diferencia se decide la caducidad de Cisneros.

El 23 de mayo el virrey firma el acta de abdicación del mando a favor del Cabildo como gobernador y capitán general, el que “mandó hacerlo saber por bando público para inteligencia de todos…, a son de cajas y tambores, y con todas las tropas y formalidades de uso…; con lo cual quedó el pueblo pacífico.”

“El 24 de mayo de 1810. El excelentísimo Cabildo, en virtud de las facultades que el pueblo le dio en el Cabildo Abierto, procedió a nombrar a los sujetos que habían de componer la Junta de gobierno…, y nombró presidente al… señor virrey… etc. etc. etc. y prestaron el juramento… y se hizo salva de artillería, hubo repique general de campanas, y a la noche iluminación general de la ciudad; todo lo cual se hizo saber al público por bando…;” 
La contrarrevolución estaba en marcha.

“El 25 con motivo de una representación que hicieron un considerable número de vecinos, los comandantes y varios oficiales de los cuerpos voluntarios por sí y a nombre del pueblo pidiendo no ser de su agrado la elección que se hizo…” Nótese que las fuerzas militares que aparecen aquí no son las regulares o profesionales sino las voluntarias, es decir el pueblo que había formado ejércitos propios para combatir contra las invasiones inglesas.

El resto de la historia de este día es muy conocida y es lo que festejamos todos los 25 de mayo de cada año. Pero los actos siguen varios días más porque era necesaria la jura de obediencia a la Junta. El 26 lo hacen los tribunales y las autoridades eclesiásticas, civiles y militares. El 27 todas las tropas formadas en la plaza con descarga de artillería y fusilería mediante. El 30 “se hizo una solemne función en la catedral y se cantó el Tedéum en acción de gracias por la instalación de la Junta,…

Más adelante Beruti se regocija por la forma en que se hizo la revolución, con madurez y sin derramar sangre; “pero la cosa fue dirigida por hombres sabios,…(entre los que ubica discretamente a su hermano Antonio Luis) …estaba coordinando algunos meses hacía; y para conocerse los partidarios se habían puesto una señal que era una cinta blanca que pendía de un ojal de la casaca, señal de unión… y en el sombrero una escarapela encarnada y un ramo de olivo por penacho, que lo uno era paz y el otro sangre contra alguna oposición que hubiera… Otro testimonio de la época que indica que las cintas no eran celestes y blancas como cuenta la leyenda de la historia convencional y tenían un mensaje que era en realidad una amenaza.


Estas Memorias de Beruti, de título enormemente largo, tienen una riqueza y espontaneidad que nos permiten adentrarnos en la cotidianidad de nuestro pasado con una vivacidad que carecen los textos de los historiadores tradicionales.

BIBLIOGRAFÍA
Beruti, Juan ManuelMemorias curiosas – Emecé Editores S.A. – Bs.As. 2001
Corbellini, Enrique C. – LA REVOLUCIÓN DE MAYO y sus antecedentes desde las Invasiones inglesas – T II La Revolución – Lajouane SRL Editores – Bs. As.  1950.
Revista Todo es Historia Nº 5 – Juan Manuel Beruti, el constante cronista  (sin mención de autor) Bs. As. Septiembre de 1967

miércoles, 18 de mayo de 2011

Quirino Cristiani. Segmentos de su vida


Precursor del cine argentino y mundial con respecto a la realización de dibujos animados de largometraje.

Nació en Santa Giuletta, Provincia de Pavía, Italia, en 1896.
Llegó con sus padres a la Argentina en el año 1900. Cursó en Buenos Aires sus estudios primarios y secundarios.
En 1916 realizó su primer corto de dibujos animados, titulado “Intervención a la Provincia de Buenos Aires”.
Trabajó para don Federico Valle en el semanario cinematográfico “Film Revista Valle”.

En 1917 dibujó y realizó el primer film animado  de largometraje titulado “El Apóstol”, sobre el Presidente Argentino de ese momento, Hipólito Yrigoyen, con libreto de Alfonso de Laferrere.
Reproduciendo su técnica en 1983
  
Trabajando en la mesa de su invención
En 1918 patenta una mesa de animación de su invención y realizó el corto animado “Sin dejar rastros”, sobre un acontecimiento de la primera guerra mundial.




Figura en fases de movimiento



Entre los años 1924 y 1940, realizó films científicos, publicitarios, humorísticos, destacándose “Peludópolis, (1931) otro largometraje; “Carbonada” (1933); “El Mono relojero”, sobre el cuento y por encargo de Constancio C. Vigil (1938) y “Entre Pitos y Flautas” (1939).


Posteriormente deja la animación e instala un laboratorio: “Laboratorios Cristiani” que por alrededor de veinte años se dedicó al subtitulado y al copiado de películas extranjeras para los estrenos en las salas comerciales. También se ocupó de los afiches promocionales de esas películas.

En 1962 un incendio destruye los laboratorios en su totalidad, acontecimiento que lo aleja de la actividad cinematográfica.

Su carácter de precursor mundial de los dibujos animados de largometraje ha sido establecido por el investigador y crítico italiano Gianalberto Bendazzi y reconocido por el Gobierno de Italia quién condecoró a Cristiani en 1981 como “Precursor italiano del dibujo animado mundial”, por ser Italia el país de nacimiento de Cristiani, no obstante haber residido en la Argentina desde los cuatro años de edad, haberse educado y realizado su obra y su vida en Buenos Aires y haber conocido Italia recién en 1981, cuando viaja a recibir la condecoración.
La “Historia del Cine Mundial” de la Editorial Salvat, también reconoce a Cristiani como el verdadero precursor y así lo consigna en el tomo correspondiente al dibujo animado.


Contratipo de proyección
Cuando Cristiani inventa su sistema, en Buenos Aires no se conocían los dibujos animados y en el mundo sólo lo anteceden dentro de la cinematografía, las experiencias de Emile Cohl en Francia y Windsor Mc Kay en Estados Unidos, concretadas en 1908 y 1912 respectivamente, pero en películas de muy corta duración, no más de dos minutos y mediante un sistema de dibujos sobre papel de carácter muy primitivo, sin progresión narrativa, es decir sin historias desarrolladas a la manera de un cuento, quedándose solamente en una situación graciosa. “El Apóstol” (1917) en cambio, duraba un poco más de una hora y sus monos o dibujos representaban figuras conocidas de la época, realizaban complejos movimientos y contaban una historia relacionada con el Presidente Yrigoyen y los sucesos políticos del momento.

Figura articulada con hilos
Cabe agregar que la técnica empleada e inventada por Cristiani, era un sistema bastante simple pero de mucho trabajo en lo que podría llamarse la preproducción o preparación de los dibujos que eran en realidad figuras recortadas y articuladas mediante hilos algunas de ellas y otras fijas pero con distintas fases de un movimiento, pero que requería en la filmación precisión, memoria e inventiva para lograr las situaciones a narrar.

En 1982, el gobierno argentino le concedió una pensión graciable vitalicia, en reconocimiento a su labor y como consecuencia del reconocimiento italiano que se había producido un año antes.
 
León Herman, Atilio Cristiani, Quirino y Jorge Surraco
No obstante estos dos reconocimientos gubernamentales, en 1982 Cristiani era absolutamente descocido e ignorado en la Argentina aún en el medio cinematográfico, donde se lo daba por fallecido desde varios antes. Una circunstancia fortuita, generada desde el exterior, impulsó a León Herman y Jorge Surraco a tratar de ubicarlo, conocerlo y producir los pocos testimonios audiovisuales directos que quedan de su existencia y su técnica. A partir de esto, en 1983, la Escuela Panamericana de Arte, El Museo del Cine de la Ciudad de Buenos Aires y la Cinemateca Argentina, organizaron una exposición homenaje y proyecciones, oportunidad en la que se le entregó una plaqueta recordatoria.

Víctor Iturralde, Herman, Quirino y Caloi
Tales documentos audiovisuales son muy vistos hoy por medio de Internet, pudiendo las nuevas generaciones conocerlo y admirarlo a pesar del tiempo pasado desde su fallecimiento, ocurrido en 1984.
Estos documentales pueden verse, uno en este mismo blog, varios por medio de los enlaces al pie de esta nota y otros, no han sido publicados todavía.
Dos productoras extranjeras, una de Gran Bretaña y la otra de EE.UU., se han ocupado de Cristiani, la primera con un largometraje aún no estrenado en Argentina y la otra, el Discovery Channel, que le dedicara un segmento de su programación en la década de 1990.


En otro orden de cosas, la biografía escrita por Bendazzi en italiano, ha sido traducida y publicada en castellano y la Asociación Argentina de Cine Animado, le dedicó una de las ediciones de su festival anual, al cumplirse los 90 años del estreno de “El Apóstol”. Además una edición de estampillas del correo oficial lo incluyó en su serie de inventores argentinos y varias páginas Web se hacen eco de la existencia de este creador singular que sorprende además por el momento y el lugar donde concretó su obra.


La Técnica de Cristiani Primera parte

La Técnica de Cristiani Segunda parte

El Mono Relojero-parte 1

El Mono Relojero-parte 2

Programa del Discovery Channel